Actualidad//¿Te gustan los perros o los gatos? Conoce los riesgos de “humanizar” a las mascotas en el hogar
Investigación de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Mayor asoció trastornos psicológicos como el estrés, la ansiedad o la agresividad, con la cada vez más popular “humanización” de los animales.
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Vestir al perro, pasearlo con zapatos o incluso llevarlo de compras, son prácticas cada vez más utilizadas en Chile y que dejan al descubierto un tema preocupante para el mundo académico y veterinario: la “humanización” de las mascotas.
Pese a que se entiende como una forma de dar cariño o consentir a un ser amado, una investigación preliminar llevada a cabo por estudiantes y académicos de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Mayor, dejó entrever que este tipo de prácticas podría causar una serie de trastornos psicológicos en las mascotas, como un mal manejo del estrés y ansiedad, o derivar en trastornos más complejos como la agresividad.
“Lo que pasa con estos casos es que las personas dejan de cubrir las necesidades de las mascotas en función de su especie y comienzan a cubrir sus necesidades como un humano más, lo que no es compatible. A la larga, esta práctica puede estar asociada a una serie de males no sólo físicos, sino también psicológicos”, advirtió la Dra. Annette Stotz, académica de la Escuela de Medicina Veterinaria U. Mayor.
La investigación, liderada por la Dra. Stotz, se llevó a cabo en el marco del XVI Congreso de Estudiantes patrocinado por la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Mayor, y fue realizada por 22 estudiantes de 3er y 4to año de la carrera, quienes identificaron una serie de trastornos psicológicos bastante comunes en las familias chilenas, y cuyo principal detonante sería la humanización de las mascotas.
“Ocurre que la relación con las mascotas ha sido súper dinámica en el tiempo. En un principio los perros, por ejemplo, eran usados con un fin relacionado a la actividad que realizaba el dueño, ya sea como cazador o pastor, pero eso se ha ido modificando, llegando a que la mascota adquiera un rol fundamental en aspectos psicosociales del ser humano, lo que no está bien”, explicó la académica.
De acuerdo a la investigación se identificaron tres trastornos conductuales severos asociados a la humanización: la ansiedad por separación, el distrés (estrés negativo que produce sufrimiento o angustia) y la agresividad. Esta última, una de las principales causas de muerte de animales domésticos en Europa.
“La legislación en Europa es mucho más estricta y la agresividad es una de las principales causas de eutanasia. De partida, un veterinario tiene la obligación de eutanasiar a un animal cuyo dueño ya no lo quiere tener. Por otra parte, un animal que muerde a una persona, independiente que sea la primera y única vez, también debe ser sacrificado por ley. Ese es un gran peligro que se corre”, añadió Stotz.
Efectivamente, uno de los primeros indicadores de la humanización de las mascotas se presenta cuando los animales no soportan quedarse solos y comienzan con los destrozos en la casa. La siguiente etapa, evidenciada a través de angustia severa, suele ser confundida con depresión y puede mutar en que se sienta con el derecho de morder o arañar a cualquier integrante de la familia, al sentirse como un igual.
“Estos trastornos afloran principalmente cuando la mascota escala en nivel jerárquico. A la larga, lo que hacen es tratarlos como a un niño y eso hace que la mascota no sea capaz, o no tenga las herramientas para sobrellevar los problemas diarios a los que pueda verse enfrentada”, explicó la académica de la Escuela de Medicina Veterinaria.
Junto con los trastornos conductuales, la investigación también arrojó una serie de problemas físicos donde la sobrealimentación asoma como el principal tema de cuidado, ya que se sustenta en la idea de que dar comida puede ser igual a dar amor. Un estudio sobre obesidad consultado durante la investigación arrojó que existe un 40% de diferencia entre la apreciación de obesidad de un especialista en contraste con la visión del dueño, quien sólo ve a su mascota como “gordito” o “rellenito”, cuando en realidad está obeso.
“Lo que pudimos recabar respecto a la alimentación es que las personas sienten que sobrealimentar a sus mascotas está bien, porque les están dando una muestra de cariño. Es decir, los están regaloneando con comida y en realidad les están causando un problema relacionado con el peso o la digestión, como ocurre con la ingesta de chocolate, que puede ser fatal para las mascotas”, explicó Stotz.
Ropa para mascotas
Si bien resulta uno de los aspectos más comunes a la hora de humanizar a una mascota, a lo largo de la investigación los académicos y estudiantes de la Universidad Mayor no encontraron información o registros científicos que presenten el uso de ropa como un problema dermatológico en mascotas, pero sí advirtieron que el uso de elementos ajenos al animal “olvida los organismos regulatorios propios de la piel del paciente (en este caso la mascota)”.
Adicionalmente, pudieron concluir que no todo es malo en la humanización, ya que un dueño preocupado “es capaz de identificar de una manera más rápida un decaimiento o malestar en sus mascotas, lo que puede favorecer un diagnóstico temprano e incluso salvarles la vida”.
Pese a ello, los integrantes del equipo a cargo de la investigación concluyeron que la humanización de las mascotas corresponde a un tema tanto social como físico y psicológico, y que Chile carece de un estudio profundo que pueda prevenir este tipo de situaciones.
Al respecto, la única solución al problema sería la educación de la ciudadanía por parte de los médicos veterinarios, quienes también deben ser capacitados al respecto. “La humanización de las mascotas es un tema que va al alza y que se puede ver con solo dar una vuelta a la manzana. Por lo mismo, es importante educar y concientizar a los dueños de mascotas sobre los peligros que esto conlleva y que pueden poner en riesgo a la familia y sus integrantes. Por lo pronto, la función de los médicos veterinarios apunta a identificar estos casos y poder orientar con mucho tino a los dueños de animales, con el fin de que no se ofendan ni se sientan insultados al decirles que su perro debe ser tratado como una mascota y no como un hijo”, finalizó la académica.