80 estudiantes de Kinesiologia y Diseño se unieron en inédito trabajo interdisciplinario

La apuesta convocó a jóvenes de segundo año de ambas carreras para resolver problemas de Educación en Salud, trabajando en conjunto por primera vez para crear proyectos que mejoraran la calidad de vida de los habitantes de Estación Central. “La idea es que esto quede como una acción interescuela”, dice sobre su continuidad Daniela Mardones, coordinadora de la Escuela de Kinesiología.


 “De la forma en que se están planteando las cosas educacionales actualmente, no se saca mucho con que los alumnos lean, aprendan y memoricen y no los lleves a las necesidades reales y objetivas de la comunidad”, dice Daniela Mardones, coordinadora de la Escuela de Kinesiología de la U. Mayor.

Esa fue una de las premisas que tuvo dicha carrera para comenzar un ambicioso proyecto: hacer que los estudiantes de segundo año tuvieran desde ya un contacto con la gente y buscaran la forma de mejorar su calidad de vida.

Para lograrlo encontraron un aliado en la Escuela de Diseño, con quienes mantienen un fuerte y extenso lazo colaborativo. El plan entonces fue reunir a los alumnos de segundo año de Kinesiología con sus pares de Diseño: los primeros a través de su asignatura de Educación en Salud, y los segundos por su ramo de Taller de Diseño IV.

Junto a eso, se aprovechó un acuerdo con la municipalidad de Estación Central, a quienes se les ofreció generar acciones de Educación en Salud “con una perspectiva multidisciplinaria”, añade Mardones.

Así, los 80 jóvenes se dividieron en grupos y tuvieron la misión de “detectar problemáticas relacionadas a Educación en Salud: por ejemplo, a educación sexual, seguridad en tránsito, consumo de drogas, entre otras”, explica por su parte Jhonatan Romero, director de la Escuela de Diseño. De esa forma, agrega, los estudiantes guiados por sus profesores hicieron entrevistas a distancia a diferentes grupos etarios, para luego aterrizar los testimonios obtenidos y transferirlos a resolver diversas necesidades.

“Dentro de estas entrevistas lo que ellos fueron detectando eran aspectos bien específicos que luego pudieron abordar mediante soluciones en educación e innovación en salud, y ahí era cuando el equipo interdisciplinario cobraba sentido”, rescata Romero.

El programa concluyó el pasado 2 de junio, y desde entonces los estudiantes de ambas carreras han continuado con sus proyectos, siendo presentados a sus distintos académicos. Además, el municipio pretende concretar algunos de ellos.

Sin embargo, a juicio de la profesora del Taller de Diseño, Luz Sepúlveda, lo más rescatable es el proceso que vivieron los jóvenes de ambas escuelas. "Más allá del resultado, valoro la experiencia y la posibilidad de trabajar bajo un poco de presión, porque había tiempos limitados y pese a ello pudieron aprender y adquirir ciertas herramientas y habilidades personales: cómo me desenvuelvo en un grupo, desde dónde aporto, cómo utilizo mis habilidades académicas para ponerlas a disposición de la búsqueda de un resultado, entre otras", considera la docente.

Proyecciones

El proyecto se concibió desde un comienzo como una iniciativa piloto, con miras a permanecer de forma estable en ambos ramos de segundo año. Y su éxito reforzó el plan.

“Fue un excelente primer avance de un trabajo que es realmente interdisciplinario, porque si te fijas el resultado del evento no está concentrado en el diseño del producto final, sino que en la comprensión del problema desde un punto de vista interdisciplinario, que es lo realmente interesante”, reflexiona Romero.

“La idea es siempre poder ir perfeccionando lo que hay, pero queremos que esto quede como una acción interescuela en segundo año sí o sí”, recalca Mardones, “porque mientras más podamos trabajar interdisciplinariamente, mucho mejor”.