Estudio analizó el papel de las emociones en la formación de estudiantes de Pedagogía

Rodolfo Bachler, académico de la Escuela de Psicología U. Mayor, recogió datos y experiencias en universidades chilenas y escuelas normalistas de México, concluyendo que es clave que los alumnos trabajen en una transformación personal. Para ello, las instituciones deben generar espacios de diálogo y acompañamiento durante las prácticas, para procesar lo vivido. "Al negar las emociones estamos negando el carácter humano y social de esta profesión", dice el psicólogo, quien presentará las conclusiones del trabajo este lunes 10 y martes 11 de marzo en el campus Manuel Montt.

¿Cómo se están formando emocionalmente los futuros profesores? Esta es una de las preguntas que guían el trabajo del Dr. Rodolfo Bachler, académico de la Escuela de Psicología, quien este lunes 10 y martes 11 de marzo (9:00 horas / campus Manuel Montt) presentará las conclusiones de su proyecto de investigación Fondecyt sobre la formación emocional inicial docente en universidades chilenas y escuelas normalistas de México, junto con exponer las bases de un nuevo enfoque para abordar esta problemática, que ha adquirido mucho interés académico, especialmente tras la pandemia.

Entre los principales hallazgos, el investigador plantea que más allá de adquirir conocimientos sobre emociones, los estudiantes de pedagogía deben trabajar en una transformación personal y construir su propia identidad profesional.

"Muchas veces, los alumnos poseen una imagen del profesor basada en experiencias pasadas, ya sea para imitar lo bueno o para evitar repetir algunas prácticas que les generaron malestar en su propia etapa escolar. Debido a esto, el futuro profesor puede terminar actuando desde esos condicionamientos en vez de desarrollar una identidad docente propia y flexible", explica Bachler, quien detalla que, en Chile, de las seis universidades estudiadas, solo una tiene un programa formal de formación emocional inicial para docentes, mientras que en las otras, y también en las escuelas mexicanas, esta enseñanza ocurre de manera implícita.

"Lo preocupante es que al no abordarse de forma consciente, se refuerzan modelos tradicionales que separan emoción y cognición o que clasifican las emociones en “buenas” y “malas”, lo que no se ajusta a la realidad de la enseñanza", dice, pero advierte: "Más que ofrecer un curso teórico sobre emociones, lo esencial es generar espacios de diálogo donde los futuros docentes puedan revisar su historia personal y vincularla con lo que experimentan en sus prácticas".

Acompañamiento

Es que para el académico de Psicología, este es uno de los momentos clave para desarrollar esta formación emocional inicial docente. "La práctica es el momento donde los estudiantes experimentan las emociones más intensas asociadas a su futura profesión, porque sienten la alegría de impactar en la vida de un niño o niña, pero también la frustración por los diversos problemas que existen. Por eso, el acompañamiento es otro factor crucial: contar con tutores que fomenten estas conversaciones y ayuden a procesar lo vivido", argumenta el académico.

"Negar nuestras emociones en el proceso educativo es un error fundamental. Al hacerlo, también estamos negando el carácter humano y social de esta profesión. Si bien las teorías y técnicas son relevantes, en la sala de clases es crucial la intuición. Este es un mecanismo muy estudiado en neurociencias para la toma de decisiones, y en educación adquiere aún más importancia, debido al dinamismo de los procesos de enseñanza y aprendizaje", plantea Rodolfo Bachler, quien cierra diciendo que el cambio en el enfoque puede ser un aporte para disminuir problemas de salud mental, como el estrés y el burnout, que son parte de la cotidianidad de los profesores.

Junto a la exposición del Dr. Bachler, el encuentro “Hacia una formación emocional inicial docente transformadora: aprendizajes desde Chile y México” contará con las presentaciones de Juan Ignacio Pozo (U. Autónoma de Madrid, España), Rodrigo Cornejo (U. de Chile), Ana María Ferreira (U. Federal de Viçosa, Brasil) y Andrea Ruffinnelli, experta en formación inicial docente.

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