Estudio analizó cómo la contaminación y la escasez de áreas verdes afectan el rendimiento escolar de niños vulnerables

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Los investigadores U. Mayor del Centro de Economía y Políticas Sociales, Rodrigo Pérez y Claudia Sanhueza, y del Centro de Modelación y Monitoreo de Ecosistemas, Ignacio Fernández, mostraron que las variables ambientales influyen hasta 4 puntos en el rendimiento de los escolares de cuarto básico que rindieron el SIMCE en el Gran Santiago.  


El SIMCE es una evaluación de aprendizaje que aborda el logro de los contenidos y habilidades en diferentes áreas y asignaturas, y que se aplica a estudiantes desde segundo a octavo básico, y segundo y tercero medio.

En este contexto, los investigadores de la Universidad Mayor, Rodrigo Pérez, Ignacio Fernández y Claudia Sanhueza, quisieron evaluar cómo el nivel de contaminación atmosférica, la temperatura y la cantidad de vegetación dentro y fuera de las escuelas influían en el rendimiento de este test de aprendizaje.

Utilizando información de las pruebas de Lectura y Matemáticas de cuarto básico durante el período 2010-2018, los académicos georreferenciaron las escuelas del Gran Santiago y la cruzaron con información espacial de dichas variables ambientales.

Así, encontraron que la contaminación atmosférica influye negativamente en el rendimiento de los estudiantes: cada incremento en la contaminación (cada microgramo de PM2.5/m3) genera una reducción de entre 0.154 y 0.0811 puntos en la prueba de Matemáticas. Esto equivale a una caída de 2 puntos en dicha prueba en cualquier año dado y de más de 4 puntos en los años con mayores niveles de contaminación, si se comparan áreas con baja contaminación y áreas altamente contaminadas.

El estudio arrojó que el efecto que genera la contaminación sobre los puntajes en Matemáticas equivale al 4-5% de la brecha que existe actualmente entre los colegios más ricos y los más pobres del Gran Santiago, y entre el 8 y 11% de la brecha que existe entre las escuelas más pobres y una escuela promedio.

“Si eliminamos las diferencias ambientales, los niños de escuelas más pobres reducirían las diferencias en rendimiento en 11% respecto de una escuela promedio de la capital”, dice el investigador del Centro de Economía y Políticas Sociales (CEAS), Rodrigo Pérez.

En tanto, el investigador del Centro de Modelación y Monitoreo de Ecosistemas (CEM), Ignacio Fernández, agrega que “la fecha y hora en que se da la prueba modifica los niveles de contaminación atmosférica, lo que podría generar diferencias en el rendimiento de los niños”.

La vegetación

Los investigadores también estimaron que los incrementos en los niveles de vegetación al interior de las escuelas generan brechas de más de 14 puntos en la prueba de Matemáticas y de casi 11 puntos en la prueba de Lectura. La vegetación en las áreas que rodean a las escuelas tiene un efecto similar para Matemáticas (14 puntos), pero un efecto no discernible sobre Lectura.  

“Encontramos que las áreas verdes dentro del establecimiento son las que generan efectos positivos, por lo que deja en poder de los sostenedores el cambiar la realidad de los niños. Incluso en comunas donde no hay muchas áreas verdes, tener pasto y especialmente vegetación siempreverde al interior del colegio genera efectos positivos y eso es muy interesante, porque el colegio podría revertir esta desigualdad territorial”, comenta Pérez.

Conclusiones

El estudio, pionero en Chile, es parte del Proyecto “Chile Out of The Box” organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad de Chile.

De esta forma, este trabajo, titulado “La desigualdad no es solo de ingresos”, concluye que parte de las diferencias que se encuentran en el SIMCE tienen que ver con las condiciones medioambientales en que los niños vulnerables crecen y se educan.

Esto es particularmente relevante en ciudades altamente segregadas y desiguales como Santiago y representa un desafío para las políticas públicas y para la forma de hacer ciudad.

El economista Rodrigo Pérez detalla que con esta investigación “se abre una oportunidad para que se mejoren y equiparen las condiciones ambientales en la ciudad. Hacerlo no solo tiene efectos sobre el bienestar emocional de la población, sino que además tiene efectos sobre el rendimiento. No abordar esto significará, en el largo plazo, mayores disparidades socioeconómicas entre los sectores de menores ingresos y de mayores ingresos”.

Por su parte, Ignacio Fernández finaliza diciendo que “este estudio demuestra que invertir en calidad ambiental urbana no sólo es beneficioso en términos de calidad de vida, sino que puede repercutir positivamente en otros aspectos, como el rendimiento académico. En ese sentido, es necesario desarrollar estrategias que no sólo busquen reducir la desigualdad de ingresos, sino también reducir la desigualdad de acceso a una buena calidad ambiental urbana, la que actualmente es muy desigual en Santiago y otras ciudades de Chile”.