Sobregiro ecológico: el día que se adelanta cada año

Claudia Santibáñez, directora de Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad U. Mayor, escribe opinión en El Mostrador, el 20 de mayo de 2023.


Para retrasar la fecha podemos llevar a cabo diversas acciones concretas, que son muy simples, pero con un alto impacto. Un ejemplo es evitar el desperdicio de alimentos, consumir menos carne, preferir alimentos locales y de la temporada, utilizar menos el auto y reemplazarlo por transporte público, bicicleta o caminatas, reducir el consumo de energía y agua, rechazar los productos con embalaje excesivo y, sobre todo, reducir el consumismo y comprar solo lo necesario.

Si fuésemos sustentables en el uso de los recursos naturales, estos debiesen alcanzar para todo el año, es decir, hasta el 31 de diciembre. Sin embargo, en el caso de Chile, el día del sobregiro ecológico se produjo el pasado 15 de mayo.

Si bien el dato ya es preocupante, se agrega otro factor a considerar: esta fecha se ha ido adelantando durante los últimos años, siendo nuestro país el primero en Latinoamérica en atravesar este límite.

Si todas las personas del mundo tuviesen el mismo estilo de vida y consumo que un habitante de Chile, se necesitarían 2.71 planetas Tierra para mantener esa forma de vida.

¿Cómo puede ser esto posible si solo hay una Tierra? Del mismo modo que es posible retirar dinero de una cuenta bancaria más rápido que esperar los intereses que este dinero genera, los recursos renovables pueden extraerse más rápido de lo que tardan en regenerarse. Pero, al igual que ocurre cuando se saca dinero de una cuenta bancaria, el recurso acabará agotándose.

La situación chilena debe gatillar acciones concretas con urgencia, ya que no podemos normalizar el hecho de que cada año nuestro país alcance más temprano el sobregiro ecológico.

Para retrasar la fecha podemos llevar a cabo diversas acciones concretas, que son muy simples, pero con un alto impacto. Un ejemplo es evitar el desperdicio de alimentos, consumir menos carne, preferir alimentos locales y de la temporada, utilizar menos el auto y reemplazarlo por transporte público, bicicleta o caminatas, reducir el consumo de energía y agua, rechazar los productos con embalaje excesivo y, sobre todo, reducir el consumismo y comprar solo lo necesario.

Debemos reforzar el llamado a estas acciones concretas, porque las consecuencias del sobregiro ya las comenzamos a pagar, tanto la naturaleza, con ecosistemas degradados y especies que están desapareciendo en forma acelerada, como las personas, que enfrentan crisis migratorias, menos seguridad alimentaria y energética, menos disponibilidad de agua y mayor riesgo de catástrofes naturales.

Estos costos se irán incrementando e intensificando, y serán las próximas generaciones quienes deberán pagar el precio más alto por una deuda ambiental que podría tornarse irreversible.

Claudia Santibáñez, directora de Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad U. Mayor.