Por qué es mejor que las municipalidades queden a cargo de la agenda regenerativa
Columna de opinión publicada el 2 de noviembre en Ciper
Mientras se desarrolla la COP 26 y el debate sobre sostenibilidad y medio ambiente es prioridad en la pauta global, la campaña preelectoral en Chile deja en evidencia la falta de un sentido de urgencia sobre la materia. En esta columna de opinión para CIPER, dos especialistas sostienen que el desafío debe involucrar en Chile sobre todo a los municipios, «instituciones con capacidad para ponerles rostro humano a los desafíos de sostenibilidad y regeneración». Aportan diagnósticos, ejemplos de iniciativas y recursos de consulta al respecto.
Hasta el próximo 12 de noviembre se encuentra en marcha la COP 26, conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático que está teniendo lugar en Glasgow (Escocia) ante gran atención global. La misma organización había fijado ya en el año 2030 un horizonte temporal para la agenda de «17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)» como marco orientador de políticas públicas, iniciativas empresariales y actuar de la sociedad civil. Eso significa que cuando en Chile los actuales alcaldes finalicen su período, en cuatro años más, estaremos prácticamente a mitad de camino de esa meta. El período 2021-2025 es por lo tanto crucial para desplegar políticas y acciones que nos encaminen por la ruta de la sostenibilidad y regeneración ecosocial.
Por su cercanía con las comunidades, su vínculo insoslayable con los territorios, interacción diaria con el tejido social y por su rol estratégico en el cuidado de aspectos clave de la calidad de vida, los municipios son instituciones con gran capacidad para ponerles rostro humano a los desafíos de sostenibilidad y regeneración a nivel local. Si bien la Agenda 21 Local acordada por Naciones Unidas en la Cumbre de Río de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo tuvo un eco limitado en las municipalidades del Chile de entonces, es importante reconocer que la gestión ambiental local casi treinta años después no parte de cero. Ya hay un camino recorrido, y existen instrumentos disponibles para avanzar en este ámbito.
Desde que en 2004 se promulgó en Chile la Ley 19.300 de Bases sobre el Medio Ambiente, observamos que la institucionalidad ambiental ha ido madurando, al tiempo que fortalece y complejiza el rol del Estado en esta materia. Entre las herramientas disponibles, destacan el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales – SNCAE y el Fondo de Protección Ambiental del MInisterio de Medio Ambiente como herramientas de postulación que permiten a las organizaciones comunitarias de base desarrollar sus proyectos ambientales.
Destaca también el Sistema de Certificación Ambiental Municipal – SCAM. De las 346 comunas de Chile, 259 (el 75%) se encuentran en proceso de certificación ambiental. La tabla a continuación muestra las etapas de certificación, y califica a 73 comunas en fase de excelencia y/o sobresaliente.
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Los municipios tienen un rol fundamental que asumir en los próximos años para contribuir a una agenda local al servicio de la sostenibilidad y la regeneración socioambiental en los territorios. Pero también tienen por delante grandes desafíos y valiosas oportunidades.
El desafío más evidente y urgente será la recuperación pospandemia, que necesariamente debe pasar por una regeneración del tejido emprendedor local, el cual debe aliarse a la llamada «reactivación sostenible». Para avanzar en la dirección correcta hacia un mejor futuro, no tendría ningún sentido avanzar en una reacción insostenible, por lo que sugerimos que ésta sea también regenerativa, con un enfoque claro puesto al servicio de la regeneración de los ecosistemas degradados y del tejido social, especialmente en aquellos territorios afectados por escasez hídrica, conflictos socioambientales y zonas de sacrificio impactadas gravemente.
La implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) va a significar un cambio de paradigma —inédito en Chile, aunque validado hace décadas en otros países— en la gestión de los residuos sólidos domiciliarios, el cual requerirá de la colaboración público-privada, especialmente entre los sistemas de gestión de residuos y municipios, para la logística asociada a su recolección, tratamiento y transporte.
La salud es un campo en el que cabe destacar la exitosa gestión de los programas de vacunación a nivel local, y es ahí donde los municipios tienen otra oportunidad de vincular sus iniciativas de sostenibilidad con el buen vivir, la calidad de vida humana, y la salud animal y de los ecosistemas. El concepto de «Salud Planetaria» (One Health) cobra mayor sentido si se aborda desde lo local. Para ello, puede resultar de gran provecho el impulso y promoción de huertos comunitarios, huertos urbanos y escolares, jardines comestibles que articulen pequeños ecosistemas locales de alimentación saludable con las dinámicas sinérgicas comunitarias de refuerzo positivo.
Un reciente estudio global muestra cómo la emergencia climática afecta la salud mental de juventudes de todo el mundo. La inesperada y decidida irrupción del voto juvenil en las elecciones del último año en Chile señala una oportunidad política que los municipios pueden aprovechar para acercar y atraer a ese segmento al compromiso socioambiental local.
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Existen hoy en el mundo iniciativas municipales exitosas en la gestión sostenible que pueden inspirar a varios municipios en Chile. Entendemos que cada territorio tiene sus características, por tanto destacamos a continuación cinco casos innovadores, que luego pueden desarrollarse adaptados localmente a mejores planes de gestión:
Red Vasca de Municipios Sostenibles-Udalsarea 2030: la Red Vasca de Municipios elaboró en España una agenda local 2030 que aborda los citados ODS alineando estrategias desde el inicio, mapeando acción local respecto y midiendo la contribución concreta a éstos.
Estrategia «Una Medellín Verde para Vos»: a ciudad colombiana apostó por consolidar una red ecológica con dos iniciativas de carácter regenerativo: corredores verdes y Parques del Río, los que han llevado a la siembra de más de veinte mil árboles que han creado un nuevo hábitat en la ciudad, además de evitar el desbordamiento de quebradas. Son proyectos que prueban la importancia de la mirada estratégica, capaz de sostenerse a largo plazo, independientemente de los cambios políticos en la gestión municipal. Ambas iniciativas han recibido diversos reconocimientos internacionales.
Asociación Sueca de Ecocomunas: a partir del surgimiento de los primeros «ecomunicipios» en los países nórdicos en los años 80, se constituyó en la siguiente década la SEKOM, asociación sueca de Ecocomunas. Uno de sus impulsores, Thorbjorn Lahti (autor de The Natural Step for Communities
Primer ecomunicipio de América del Norte (Canadá): existe desde el año 2000, en la comuna de Whistler, British Columbia (conocida internacionalmente por sus centros de esquí), y ha recibido varios premios como la mejor comunidad ambiental del mundo. La colaboración entre The Natural Step Canadá y la Asociación Canadiense de Municipios permitió difundir las experiencias de Whistler a decenas de otros municipios del país dispuestos a adoptar el marco para el Desarrollo Sostenible Estratégico.}
En Santiago de Chile: ecobarrios, «Pintana orgánica» y más: destacan las iniciativas al respecto en el Barrio Yungay (Santiago-Centro), y las villas Santa Elena (Macul) y Cuatro Álamos (Maipú). A nivel de municipalidades, La Pintana es reconocida por ser pionera en gestión de reciclaje de materiales orgánicos. Existe también la Asociación de Municipalidades por la Sustentabilidad Ambiental (AMUSA). En la Región del Biobío es destacable el caso de la comuna de Cabrero, que desde 2016 sostiene una mesa de trabajo que orienta sus políticas a partir de las mediciones del Índice de Progreso Social. Durante noviembre fue presentado Chile Regenerativo, iniciativa impulsada por el Laboratorio de Innovación Social UC en colaboración con Fundación Kawoq que busca acelerar el paradigma de la regeneración en el ecosistema de emprendimiento e innovación socioambiental del país.
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¿Con qué herramientas disponibles cuentan hoy los municipios en Chile para impulsar una agenda regenerativa?
Comuna Energética es un programa impulsado por el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética, cuyo objetivo es contribuir a mejorar la gestión energética y la participación de los municipios y actores locales para la generación e implementación de iniciativas replicables e innovadoras de energía sostenible en las comunas de Chile.
En tanto, la Guía Metodológica para el Desarrollo de Estrategias Energéticas Locales está dirigida a autoridades municipales interesadas en el desarrollo e implementación tanto de energías renovables como de políticas de eficiencia energética, así como para cualquier persona que quiera mejorar las condiciones del desarrollo energético en el sector donde vive. En una línea similar, pero en el ámbito de la gestión hídrica, municipios como Providencia, Lo Barnechea y Santiago ya han elaborado estrategias hídricas locales para el ahorro de agua.
Desde los programas PNUD y Hábitat de Naciones Unidas se ha publicado en un documento orientador la hoja de ruta para implementar y monitorear el cumplimiento de los diecisiete ODS a niveles locales. También dejan disponibles las herramientas para localizar los ODS y el set de materiales educativos con preguntas (diseñado y publicado por GAIA Education).
Las municipalidades tienen un rol fundamental para liderar y articular la transición hacia un futuro regenerativo, contribuyendo a la restauración de los ecosistemas naturales y al fortalecimiento del tejido social desde el ámbito local. No se parte de cero; ya hay un recorrido avanzado, y existen inspiradores ejemplos internacionales que han abierto camino. La opinión pública es favorable a esta causa y hay numerosas herramientas disponibles, de acceso gratuito y fácilmente aplicables. Entonces, ¿qué estamos esperando?
Para terminar, invitamos a la reflexión a partir de las siguientes preguntas:
¿Qué implicaría una agenda regenerativa en lo local?;
¿podríamos crear planes de desarrollo territorial biorregional?
¿cómo regenerar los espacios públicos, urbanos y rurales?;
¿cómo las municipalidades podrían ser gestoras en la reforestación de las ciudades, creando nuevos ecosistemas, contribuyendo a incrementar la biodiversidad y la calidad de vida de sus habitantes?;
¿de qué forma la gestión ambiental local puede articular como un hub diversas iniciativas que surgen en lo territorial?;
¿cómo pueden las municipalidades ejercer su rol como articuladoras, acompañando y facilitando la regeneración del tejido social, por medio del fortalecimiento de las capacidades locales de diálogo comunitario?;
¿pueden las municipalidades crear canales de escucha sistemáticos que permitan canalizar demandas ciudadanas que promuevan la reconstrucción de confianzas?;
¿podemos diseñar leyes que creen incentivos que promuevan la generatividad e impidan la existencia de zonas de sacrificio?;
¿cómo fortalecer las economías locales, articulando las iniciativas que surgieron durante la pandemia, que nos ayudaron a transitar a consumos más sostenibles, disminuyendo la dependencia de combustibles fósiles?;
¿cómo elevar los estándares éticos, de transparencia y probidad en la gestión municipal para no repetir los bochornosos casos destapados últimamente?
Alejandra Vásquez, Phd en Economía, Universidad de Cagliari. Centro de Economía y Políticas Sociales (CEAS), U. Mayor
Pablo Villoch, Máster en Liderazgo Estratégico para la Sustentabilidad en el Instituto Tecnológico de Blekinge, Suecia.