Opinión// La Ruta de la Seda Digital
Columna de opinión publicada por La Tercera el 24 de febrero de 2020
China siempre ha sido un destino exótico y atractivo para el mundo occidental. Posee un encanto enigmático, tanto en su cultura como en su historia milenaria. Su distancia geográfica y su casi incomprensible lenguaje para un occidental genera un magnetismo especial, sobre todo para los más aventureros que desde tiempos remotos han decidido viajar a esas tierras lejanas.
Históricamente, este interés de vinculación se manifestó en un comercio incipiente entre distintos grupos humanos. Surge así la llamada Ruta de la Seda, que no fue más que una red de rutas comerciales organizadas desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. La ruta original recorría 8.000 kilómetros y permitió el intercambio comercial de mercancías y nuevos productos.
Y debe su nombre al producto más prestigioso que circulaba por ella: la seda, cuya elaboración era un secreto que solo los chinos conocían. Fue Marco Polo, mercader veneciano, uno de los primeros exploradores europeos en viajar hasta China a través de la Ruta de la Seda. Fueron célebres sus viajes y el relato de sus experiencias en tierras de Asia oriental.
Considerando estos mismos principios, fue en el año 2016, junto una delegación integrada de diversas autoridades, organizaciones y representantes de gremios, viajamos a China a celebrar el Chile Week, evento que promocionó el comercio de bienes, turismo, servicios financieros y atracción de inversiones. Se aprovechó, además, de conmemorar los 10 años de vigencia del Tratado de Libre Comercio entre ambos países, además de seguir fortaleciendo las relaciones comerciales con quien hoy es el principal socio comercial de Chile.
Sin embargo, a diferencia de otras actividades similares, en esa oportunidad se consideró por primera vez no tan solo productos naturales o derivados de la extracción minera como base de conversaciones comerciales, sino que hubo rondas de encuentros entre autoridades para vincular ambos países en temas de futuro, como son las tecnologías y las telecomunicaciones.
China y el área Asia Pacífico hoy por hoy son un núcleo importante de innovación y de desarrollo de tecnologías, donde se concentran las mayores empresas fabricantes de dispositivos y tecnología móvil, con avances en materias como inteligencia artificial, conectividad móvil de alta velocidad, robótica y avances en materias espaciales. Cualquier vinculación es un factor absolutamente diferenciador respecto de aquellos que tienen un contacto más lejano.
Las conversaciones con autoridades chinas se centraron en los mismos argumentos. Las buenas relaciones internacionales existentes entre Chile y China, los grados de confianza resultantes de los acuerdos comerciales ya celebrados, la estabilidad en las instituciones, y un océano común que nos separa físicamente entre ambos continentes, siendo el medio por donde se transportan principalmente los intercambios comerciales.
El desafío en común era cómo avanzar en una mayor y mejor integración, logrando avanzar hacia una verdadera conectividad física y digital por medio de un cable de fibra óptima submarina interoceánico.
Son normales este tipo de conexiones entre distintos continentes. Es la forma más eficiente, directa y segura para lograr transmisión de datos en alta velocidad y con gran cantidad de información, y son la base de la red mundial de telecomunicaciones (ver mapa de los cables de fibra óptica existentes Submarinecablemap).
Sin embargo, Latinoamérica no cuenta con ningún cable de fibra submarina que lo una con Asia Pacífico, manteniéndose rezagada en los beneficios directos de la conectividad digital. Todas las conexiones de fibra óptica se concentran a través de Norteamérica.
Fue justamente solucionar esta ausencia de integración, y que Chile fuera la puerta de entrada digital de Sudamérica para todo Asia Pacífico, a través de China, el desafío que como autoridades de la época buscamos en conjunto desarrollar. Un sueño para muchos, pero una visión común que ha sido compartida por la actual administración.
Actualmente, se encuentran licitados y avanzando los estudios de factibilidad, demanda y propuestas de trazado para el diseño, planificación y construcción de la ruta del cable submarino.
Estoy seguro de que pronto tendremos avances concretos en este sentido, y que lograremos, por fin, abrir una verdadera "Ruta de Seda Digital", marcando el hito de tener el cable de fibra óptica más extenso del mundo, con más de 20.000 kilómetros, que permitirá a Chile convertirse en un hub digital a nivel mundial.
Pedro Huichalaf
Abogado
Académico del Magíster en Seguridad de la Información y del Centro de Investigación en Ciberseguridad
U. Mayor