Consideraciones generales sobre el litio
Texto escrito por Francisco Castañeda, Director de la Escuela de Negocios U. Mayor.
El nuevo gobierno debería definir el plan estratégico para el desarrollo de esta industria, que requiere tecnología avanzada, capital humano especializado y, sobre todo, gigantescas inversiones.
Los usos industriales son múltiples y es interés de todos que genere valor agregado, a través de encadenamientos más complejos. Así, por ejemplo, Bolivia, con los más grandes yacimientos del mundo, no ha podido escalar su producción de litio, pese a contratos de colaboración con gigantes asiáticos.
Una propuesta realista para el nuevo gobierno sería considerar la alianza con empresas extranjeras para la explotación, de modo que los inversionistas aporten tecnología, contribuyan al desarrollo de esta industria y aporten capital de largo plazo para cofinanciar las inversiones.
Esto tiene un rédito importante para el país en tributación, en avanzar en una política industrial moderna y en un desarrollo territorial inclusivo para las comunidades.
Un caso a destacar es el de Staat Oil, la petrolera estatal noruega, que posee un 33% de propiedad privada, lo que le permite acometer en mejor forma los riesgos empresariales y de la misma forma contribuir efectivamente con recursos al modelo nórdico de derechos sociales.
Las magnitudes crecientes de nuestra deuda pública y la creencia de que se puede cumplir la regla fiscal estructural para los próximos años deberán llevar a analizar las opciones de incorporar capital privado en esta industria.
Para ello es necesario presentar una hoja de ruta, con hitos definidos, inversiones, impactos en la industria local y la disponibilidad de capital humano especializado. Además, siempre existe el riesgo de captura política.
Así, la gobernanza del litio será clave para definir su contribución al desarrollo económico. Ahora hay que hacer” la bajada” de la promesa a la realidad.