Joe Biden: Good Luck Mr. President
Columna de opinión publicada el 20 de enero en el diario La Tercera
Es complejo el proceso de cambio de mando para Joe Biden. Efectivamente, desde noviembre de 2020 la tensión causada por Donald Trump ha generado una transición compleja, tensa y violenta. La fractura, sin embargo, va más allá de la temporalidad ubicada entre las elecciones y el cambio de poder, proyectándose a nivel interno e internacional.
A nivel nacional, estos cuatro años han hecho resurgir la división de los norteamericanos, latente desde el fin del siglo XIX, marcando, ahora en el siglo XXI, la tensión entre los grupos nacionalistas frente a los estadounidenses integradores e inclusivos; debilitando la visión cohesionada del interés común, sustentado en la Doctrina de la Predestinación y el Destino Manifiesto. De este modo, el primer período de Biden será clave para: la reconciliación entre los estadounidenses, la supresión de la normalización del discurso de la supremacía nacionalista blanca y el manejo del Covid-19.
A nivel internacional, las cosas no son distintas. La política exterior de Trump de aislamiento aceleró las ideas sobre el declive de los Estados Unidos y, además, distanciándose de sus aliados, no distinguió entre amigos y enemigos; de modo que Biden deberá trabajar por volver a Europa. En Asia volver al equilibrio en sus relaciones con Corea del Sur y Japón; trabajar un nuevo acuerdo con China, la que, en su nuevo status, fortaleció su proyección regional y global: mar meridional chino, el indo pacífico y consolidación, a través de OBOR, de su presencia e influencia en el Sudeste Asiático, América Latina y el Caribe y África.
Con América Latina y el Caribe, se encontrará con la consolidación de una mayor independencia, con una crisis profunda de legitimidad política y del modelo de desarrollo, donde los pilares de la Teoría de la Paz Democrática y el Consenso de Washington ya no sustentan la contención de las demandas sociales y donde el resurgimiento de la nueva izquierda ve con buenos ojos la consolidación de la presencia de China.
Con África, además de lidiar con la injerencia china, deberá resolver el alejamiento generado por Trump con la región; lo que considera el reforzamiento del “African Growth and Opportunity Act”, aprobado por el Congreso de los Estados Unidos en 2000.
Además, Joe Biden deberá retomar la agenda sobre No Proliferación y Desarme Nuclear, resolviendo el fracaso de las negociaciones con Corea del Norte, la tensión con Irán y reanudar un acercamiento con Rusia y China. Del mismo modo, deberá trabajar, resultado de unas elecciones que han puesto en duda el ser representante de un modelo de democracia, la desgastada imagen política internacional.
Finalmente, tendrá que renovar la influencia en temas globales: impulsar la agenda medioambiental, los ODS, el de las migraciones; así como, volver al multilateralismo, reinstaurar el funcionamiento de la OMC y retornar a la OMS. Good luck Mr. President!
Rodrigo Álvarez
Analista internacional y académico de la Escuela de Periodismo U. Mayor