Investigación// Académicos desarrollan técnica que sería clave para aumentar la resistencia de los duraznos a los ambientes fríos
Debido a que madura en verano, esta fruta presenta complicaciones para adaptarse al frío, lo que genera dificultades al sector exportador. A partir de esta problemática, el Dr. Ricardo Nilo Poyanco, de la Escuela de Biotecnología, junto a académicos de la UNAB, presentaron un trabajo en el cual identificaron un grupo de metabolitos que ayudarían a predecir si los frutos van a presentar alteraciones cuando se vean expuestos a bajas temperaturas. El estudio fue publicado por la revista suiza Metabolites.
“Cualquier compuesto químico que permita mantener la maquinaria celular funcionando es un metabolito. Y las plantas son muy ricas en ellos, porque no pueden desplazarse, entonces así responden a su medioambiente produciendo químicos y comunicaciones a través de ellos”.
De esta manera, el Dr. Ricardo Nilo Poyanco, académico de la Escuela de Biotecnología de la U. Mayor, explica el proceso de maduración de las frutas, específicamente en los duraznos, un tema que ha ocupado gran parte de su trabajo investigativo.
Así, hace algunos días el académico, junto a un grupo de docentes de la Universidad Andrés Bello, publicó una investigación sobre cómo los metabolitos presentes en los duraznos pueden servir como “señales” para anticipar la presencia de daño por frío en duraznos almacenados a temperaturas de 4-5°C, proceso utilizado comúnmente en la industria para prolongar la vida de postcosecha de los estos frutos, especialmente cuando son exportados a mercados distantes, como China y Europa.
En el trabajo, publicado en la revista suiza Metabolites, los investigadores analizaron cerca de 300 metabolitos de dos poblaciones de duraznos que se diferencian notablemente frente a sus respuesta al almacenamiento en frío. Tras lo cual identificaron un grupo de 5 a 10 de metabolitos que podrían ser utilizados como biomarcadores para anticipar la presencia de daño por frío en los frutos, simulando las condiciones de cuando estos son exportados.
El Dr. Nilo Poyanco explica que el durazno madura en verano, por tanto su desarrollo nunca se ha visto enfrentado a un ambiente frío. De esta forma, el problema se genera cuando la fruta está en proceso de exportación, pues debe soportar bajas temperaturas durante más de 15 días. Entonces, trabajar con los metabolitos como biomarcadores sería “como anticipar un resfrío", describe el Dr. Nilo Poyanco. "No todos los duraznos se dañan con el frío, pero se puede anticipar, gracias a los metabolitos, si una variedad determinada, o incluso un cargamento en particular, es más susceptible a tener daño por frío”, agrega.
La fruta del mañana
Sobre los posibles usos que podría tener esta técnica de detección de metabolitos, el académico destaca que están vinculados al proceso de poscosecha, "ya que si se van midiendo estos biomarcadores, podrían palearse los efectos del daño por frío o indicar un tratamiento. Así, por ejemplo, el durazno también podría ser llevado hasta un mercado más distante”.
Finalmente, el Dr. Nilo Poyanco va un poco más allá y agrega que “si se toman dos grupos de duraznos, contrastantes en su respuesta al daño por frío, se podría caracterizar a los metabolitos que cada uno posee para desarrollar una nueva variedad de fruta que pueda resistir, en una situación hipotética, hasta 30 días en frío”.
Cabe destacar que los embarques de duraznos chilenos representan el 0,3% de las exportaciones totales (no mineras) del país, alcanzando más de 31 mil toneladas anuales.