Estudio comprobó que leyes más liberales sobre marihuana evitan muertes por sobredosis de otras drogas

Álvaro Castillo, académico del Centro CISS U. Mayor y director del Núcleo Milenio nDP, lideró una de las publicaciones más completas sobre este fenómeno en EE.UU., concluyendo que en los lugares donde existe mayor libertad en el acceso al cannabis para uso médico y recreativo las muertes por opioides son un 32% más bajas.


 

Las muertes por sobredosis de opioides llevan años aumentando en Estados Unidos, donde cada día cerca de 300 personas pierden la vida por esta causa, la mayoría por el uso de fentanilo u otros opioides sintéticos.

A esta crisis se ha intentado responder con diferentes estrategias como la mayor restricción a los fármacos de prescripción y el acceso ampliado a Naloxona. También existen otras políticas que, si bien no han sido diseñadas específicamente para afrontar la crisis de los opioides, sí podrían tener un impacto significativo. Una de esas políticas son las leyes de acceso legal al cannabis, ya sea para uso médico o recreativo. El principal mecanismo que estaría involucrado en este proceso sería la sustitución de opioides por cannabis.Así, el vínculo entre las leyes sobre el consumo de marihuana y las muertes por sobredosis ha sido un tema ampliamente controversial, con estudios que evidencian tanto una relación positiva como negativa.

Ahora, una de las investigaciones más completas realizadas a la fecha sobre este vínculo parece inclinar la balanza a favor de las regulaciones más liberales como estrategia para reducir la pérdida de vidas por sobredosis de opioides.

“El cannabis no genera la carga de enfermedad y mortalidad que, por ejemplo, generan los opioides; y en una lógica de reducción de daños, esta pudiese ser perfectamente una estrategia que apunte en esa dirección”, dijo el Dr. Álvaro Castillo Carniglia, autor principal del estudio y académico del Centro de Investigación en Sociedad y Salud (CISS) de la Universidad Mayor.

El investigador, quien además dirige el Núcleo Milenio para la Evaluación y Análisis de Políticas de Drogas (nDP), explicó que la crisis de muertes por opioides tiene origen en la industria farmacéutica y la aparición a fines de la década de 1990 de medicamentos opioides, particularmente la Oxicodona, fármaco usado para el tratamiento del dolor que produce dependencia.

“Hoy sabemos que hubo un lobby muy fuerte para promocionarlo como un opioide seguro, sin efectos adversos, lo que obviamente no es así. Por lo tanto, en la siguiente década se empezó a observar un aumento sostenido de muertes por sobredosis por este tipo de medicamentos, que pueden producir una depresión respiratoria, sobre todo si se combinan con otros fármacos, por ejemplo, benzodiacepinas”, indicó.

El epidemiólogo añadió que al aumentar las muertes y los controles para acceder a los medicamentos opioides de prescripción, las personas comenzaron a buscar otras fuentes de opioides, potenciando el mercado ilegal de venta y producción de otras drogas ilegales como la heroína y luego el fentanilo, que es un opioide sintético que puede ser producido fácilmente en laboratorios sin gran equipamiento.

 

 

Los resultados

En la investigación publicada en la revista Epidemiology, el equipo de la U. Mayor junto a colegas de la Universidad de Nueva York y la Universidad de Columbia, entre otros, analizaron el efecto de las leyes de regulación de la marihuana con distinto nivel de restricción, desde aquellas que legalizan solo el uso medicinal, hasta las que permiten el uso recreacional y autorizan el funcionamiento de dispensarios, para saber su influencia sobre las muertes por el uso de opioides y benzodiacepinas en Estados Unidos entre 2002-2020.

En el extremo de acceso más restringido, el equipo observó “que la implementación de leyes de cannabis para uso médico aumentó en un 14% la tasa de muertes por sobredosis, pero que dicho aumento se revierte en los estados que también tienen dispensarios operativos para uso médico”.

Mientras tanto, “en los estados en que además se implementan leyes para uso recreativo, se observó una disminución promedio del 18% de las muertes por sobredosis (en relación a no tener ley de acceso legal a cannabis)”.

Por último, al extremo más liberal, donde además existen dispensarios operativos para acceder a cannabis para uso recreativo, “la tasa promedio de muertes por sobredosis es un 32% más baja que en los estados que no implementaron leyes de acceso legal a cannabis”, explicó el Dr. Castillo.

Así, los investigadores concluyeron que “las leyes más liberales sobre cannabis favorecen que haya menos muertes por sobredosis de opioides, particularmente muertes vinculadas al consumo de opioides sintéticos o heroína”, dijo el académico.

El nivel de detalle del análisis lo convierte en el estudio más completo a la fecha sobre la legislación de la marihuana y su efecto en las muertes por drogas en Estados Unidos. “Utilizamos información con un nivel de desagregación que se ocupa muy poco en Estados Unidos, que fue a nivel de condado; la amplia mayoría de los estudios en esta materia son a nivel de estados, lo que produce sesgos asociados a la agregación de datos. Por lo tanto, en este estudio intentamos tomar en cuenta buena parte de los posibles sesgos que podrían estar explicando que no haya una evidencia robusta a favor o en contra de las leyes de cannabis”, sostuvo el Dr. Castillo.

El académico agregó que “permitir el uso legal al cannabis puede tener efectos negativos para la salud poblacional, pero también es cierto que tiene potenciales efectos positivos, por ejemplo, que favorecería el reemplazo de otras drogas que generan más daño”.

 

 

El caso de Chile

El Dr. Castillo señaló que si bien en Chile, el consumo de opioides y otras drogas que generan una alta carga de enfermedad no se equipara al de Estados Unidos y otros países del norte global, se debe estar alerta a la amenaza que sustancias tan perjudiciales como el fentanilo puedan irrumpir en el mercado nacional y generen el daño visto en otro tipo de realidades.

Uno de los factores que podrían explicar por qué en Chile no se ha visto consumo de opioides o de drogas inyectadas en general de las magnitudes como las de Estados Unidos, es el mayor nivel de restricción a medicamentos con prescripción que existe en el país. “En Chile ciertamente existen medicamentos de opioides, pero hay una cultura de prescripción y un control más estricto a ese tipo de medicamentos, en comparación con en otros países”, señaló el académico.

Sin embargo, el Dr. Castillo afirmó que en nuestro país se observan tendencias preocupantes. “En Chile tenemos un problema de una altísima prescripción y muchas veces sobre prescripción de otro tipo de fármacos, principalmente ansiolíticos e hipnóticos como benzodiacepinas, por lo tanto, pasar de una altísima disponibilidad este tipo de medicamentos a la sobre prescripción de otro como los opioides, es una realidad de la cual no podemos decir que estamos libres”, concluyó.