Análisis//¿Qué lecciones aprendimos de los megaincendios forestales?
El director (I) de la Escuela de Ingeniería Forestal de la U. Mayor, Enrique Muñoz, comenta que “el país pudo ver y aprender que los siniestros ya no son como antes” y enfatiza en la necesidad de pasar de la reacción a la prevención.
El verano pasado, la localidad de Santa Olga (Región del Maule) se hizo conocida a nivel nacional, después de transformarse en el “símbolo” de la destrucción masiva que causaron los incendios forestales que azotaron a la zona centro-sur. La emergencia no sólo obligó a las autoridades a reconstruir zonas residenciales completas, sino también a repensar la institucionalidad que rige la prevención y la acción frente a siniestros de esta magnitud.
A casi un año de esos megaincendios y en vísperas de una época estival donde, según expertos, el escenario podría ser peor, el director (I) de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad Mayor, Enrique Muñoz, reflexiona en torno a las lecciones que se pueden sacar en limpio, remarcando la necesidad de entender que los incendios forestales “ya no son como antes” y que el énfasis debe estar puesto en la prevención.
“Los incendios correspondieron a un fenómeno sin precedentes, en donde el actuar de las autoridades públicas y del Gobierno fue superado por la magnitud de estos eventos”, recuerda el académico, apuntando a la gran cantidad de focos que se registraron entonces.
“El país pudo ver y aprender a que los incendios forestales ya no son como antes, son mucho más violentos y de una propagación más veloz -si es que se dan las condiciones para aquello-, y por ello es necesario generar conciencia en la sociedad pública y privada de que se debe combatir en la prevención de los incendios forestales”, agrega.
Para prevenir, dice, se deben tomar medidas que disminuyan la ocurrencia de estas emergencias, tales como la educación y la reducción de potenciales riesgos que puedan llevar al inicio de siniestros. Sin embargo, advierte que esto toma tiempo para que ocurra y se interiorice, "ya que, al pasar la temporada de mayor intensidad de incendios, falta esa prevención, la que vuelve a aparecer cuando comienzan nuevamente los incendios a ocurrir. Además, con el tiempo se generará la experiencia para poder reaccionar de la manera más adecuada", agrega.
De la reacción a la prevención
Al ser consultado sobre qué cambios urge aplicar para enfrentar de mejor forma este tipo de emergencias, Muñoz asegura que lo más importante es que “dejar de ser un país que reaccione y se convierta en un país preventivo, para evitar que sucedan emergencias que pueden ser evitables o tener planes de emergencia operativos en todo ámbito”.
En el caso específico de los incendios forestales, el académico sostiene que “es necesario, por parte de las autoridades, generar normativas más estrictas, dado que el mayor número de incendios forestales es de origen humano y poco o nada se sabe de los responsables o las investigaciones”. Junto con eso afirma que es relevante la educación desde edades tempranas.
Mientras que en el ámbito operativo, el directivo de la U. Mayor indica que “se debe cambiar la forma de ver a un incendio forestal”. En ese sentido dice que “el uso de la tecnología es primordial y algo en lo cual se ha estado trabajando por parte de los diferentes organismos públicos”.
Muñoz considera, además, que sería positivo contar con una mayor dotación de aviones y/o helicópteros, ya que de esa forma se agilizarían los procesos de combate. “Las aeronaves pequeñas fueron quienes presentaron la mayor eficiencia, debido a que permiten una mayor movilidad en la zona del incendio y una recarga más rápida, en comparación con las naves más grandes como el Ilyushin IL-76 y el Supertanker , los que una vez realizada la descarga debían regresar a Santiago a recargar”, dice; sin embargo, advierte que “para que se pueda tomar una medida de esta magnitud -la que requiere una gran inversión-, las autoridades deben considerar todos los gastos relacionados a la mantención, ya que no serviría de nada si se adquieren nuevos aviones y/o helicópteros y no existen recursos para esta actividad, ya que estos se deteriorarían rápidamente”.
Finalmente, Muñoz hace hincapié en lo fundamental que es poder contar con una institucionalidad forestal pública. Ello haría posible, por ejemplo, agilizar la entrega de recursos destinados a la prevención y el control de los incendios, “ya que actualmente Conaf es una entidad de derecho privado que cumple funciones públicas”, explica.