En este trastorno del estado de ánimo intervienen variables genéticas y otros factores como la personalidad, además de gatillantes ambientales y estresores sociales. Tristeza, irritabilidad, ansiedad, desinterés, alteraciones del sueño, aumento del apetito y disminución del deseo sexual, son algunos llamados de alerta, especialmente para las mujeres, el grupo más afectado.
Participación activa de padres y sus beneficios en trabajo terapéutico con población infanto-juvenil
La efectividad del tratamiento no solo genera cambios en el desempeño ocupacional de niños, niñas y adolescentes, también permite mejoras en los estilos de crianza y en el manejo conductual y emocional que realizan los adultos.
Padres y tutores deben prestar atención cuando los niños no logran interactuar con el ambiente o responder a estímulos sonoros, visuales, táctiles o sensoriales, y observar, además, cómo es su interacción con los adultos significativos, entre otras señales de alerta.
Fomentar las reuniones en familia, ventilar espacios cerrados y completar esquemas de vacunación son algunas de las recomendaciones que entrega la doctora Carla Concha, académica de la carrera de Medicina de la U. Mayor sede Temuco.
Aunque es relevante durante todo el ciclo vital, su práctica es indispensable durante este periodo, tanto por la pérdida de masa como de fuerza muscular. Por lo mismo, los expertos recomiendan seguir una pauta de ejercicios adaptada a las necesidades individuales, con el fin de evitar riesgos de lesiones y aumentar su impacto físico y mental.
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