Ganadería regenerativa: un potencial aliado en la lucha contra el calentamiento global

Aunque el sector es objeto de críticas por las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, hoy es posible transitar hacia escenarios sustentables que permitan mantener pastizales sanos y de mayor diversidad y actividad fotosintética, además de la posibilidad cierta de secuestrar carbono en el suelo, es decir, retener más de lo que se emite.


Hablar de ganadería y medio ambiente es un gran desafío. Sin embargo, hoy, explica el Dr. Antonio Hargreaves, director de la carrera de Agronomía de la Universidad Mayor sede Temuco, la ciencia está abocada a resolver las diversas críticas que apuntan al sector de la leche y la carne y su aporte al calentamiento global.

Pero, ¿cuál es su aporte precisamente? Según detalla el académico, el gas metano (CH4), junto con el anhídrido carbónico (CO2) y el óxido nitroso (N2O), componen en gran parte las emisiones responsables del efecto invernadero.

“Mientras el CO2 y el N2O provienen de fuentes diversas, el CH4 es liberado en su mayoría por el ganado vacuno y otros herbívoros rumiantes como resultado del metabolismo digestivo de estos animales, aunque también hay que mencionar los pantanos y otras fuentes de emisión de CH4”, aclara.

Sin embargo, el ganado vacuno y los animales rumiantes domésticos —precisa el Dr. Hargreaves— son la principal fuente alimenticia de la humanidad. “El valor biológico de la proteína de la carne y de la leche bovina es el más alto en la naturaleza. Esto, sumado al aporte energético, vitamínico y mineral de estos alimentos, es muy valioso”, complementa.

“Parte de la solución”

Por lo mismo, es importante encontrar la manera de mitigar el impacto de este sector en el avance del calentamiento global, donde los animales rumiantes serían parte de la solución.

“Hablar de ganadería verde o sostenible es equivalente a hablar de ganadería regenerativa. Hasta hace relativamente poco tiempo, los animales herbívoros eran considerados verdaderos depredadores del medio ambiente. Sin embargo, los animales rumiantes son parte de la solución si son manejados en sistemas pastoriles que buscan la semejanza con la naturaleza del animal, es decir respetar su hábito gregario, propiciar pastoreos cortos con alta carga animal, mantener una rotación de los potreros adecuada a la estación del año y al tipo de pradera y disminuir al mínimo el uso de insumos como fertilizantes, agroquímicos y plaguicidas”, detalla el académico.

Este sistema, añade, busca aprovechar al máximo al aporte del estiércol, la orina y el pisoteo controlado, donde la presencia de pequeños insectos y microrganismos, como hongos y bacterias, cobra especial relevancia. “Los escarabajos que procesan el estiércol realizan diferentes funciones; colonizan la bosta, depositan sus huevos en ella, distribuyen el estiércol en el sector, distribuyen semillas, y por último, la entierran. Todo esto de una manera muy eficiente de modo que, dadas las condiciones, el estiércol desaparece del lugar permitiendo un rápido rebrote de la empastada”, señala el Dr. Hargreaves.

–¿Cuáles son las principales críticas hacia el sector?

–Estas fábricas de alimentos de alto valor, los bovinos, no están exentas de críticas, pero no hacia estos nobles animales, sino que más bien a las formas de manejo que se han realizado en el mundo con el objeto de maximizar la producción. La intensificación de los sistemas ganaderos no ha fijado los límites de hasta dónde se puede llegar en extraer alimentos con fines netamente productivos, sobrepasando muchas veces las normas del bienestar animal, el manejo de las pasturas o de las raciones del ganado y el cuidado del medio ambiente. Se puede mencionar el uso, a veces, indiscriminado de fertilizantes en las praderas y cultivos de uso ganadero, el combate de plagas con agroquímicos, el control de las malezas con herbicidas y el sobre laboreo de los suelos. La conservación de forrajes puede constituir una fuente de contaminación de los cursos de agua superficial y subterránea. Esto se refiere a una deficiente elaboración de ensilajes de praderas y cultivos que termina en la eliminación de cantidades variables de efluentes (líquidos) altamente contaminantes producto del alto contenido de agua que contiene la planta al momento de cosecharla y al prensado que debe hacerse para eliminar el oxígeno de la masa. Pero, todo lo mencionado como críticas al sector, es perfectamente solucionable. La ciencia está abocada a trabajar cada uno de estos aspectos.

–En esa línea, ¿hacia qué escenarios debería avanzar la ganadería de leche y de carne en Chile y en esta región en particular?

–Dadas las características de la Región de La Araucanía, como también de la Macrozona Sur del país, la producción de carne y leche debe tender a los sistemas pastoriles, con un mínimo uso de alimentos a base de granos y también con una menor conservación de forrajes. Es cierto que la demanda por estos alimentos es alta, pero también es cierto que la demanda por productos de mayor valor para la salud humana es también cada vez mayor. La ganadería regenerativa tiene la particularidad de mantener pastizales sanos, de mayor diversidad, con una cobertura total del suelo, que permite una mayor captación de la energía solar, mayor actividad fotosintética, mayor retención de agua y la generación de un microclima óptimo para el desarrollo de la flora y la fauna. La ganadería regenerativa permite secuestrar carbono. Numerosos estudios así lo han revelado. Estos sistemas retienen más carbono del que emiten, llegando a un balance positivo, dejando el carbono secuestrado en el suelo. Esto no ocurre en los sistemas ganaderos en estabulación, donde hay emisiones netas a la atmósfera. Sin el ganado, el secuestro de carbono sería muy inferior, ya que la presencia de hongos, bacterias, escarabajos y otros descomponedores, sería mínima. Lo destacable de este sistema, es el balance neto de emisiones. Un sistema ganadero bajo estas condiciones garantiza una ganadería sustentable y una producción más saludable de carne y leche para el ser humano.