Llaman a cuidar la salud de las personas y del planeta en el Día Mundial de la Alimentación

Llaman a cuidar la salud de las personas y del planeta en el Día Mundial de la Alimentación

Desde la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor sede Temuco, su directora, Cecilia Riffo, y la académica Rocío Saavedra, dicen que el objetivo de este año es concientizar sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, en medio de la crisis sanitaria por Covid-19.


El sábado 16 de octubre se celebró el Día Mundial de la Alimentación y en ese contexto la directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor sede Temuco, Cecilia Riffo, y la académica, Rocío Saavedra, hacen un llamado a cuidar la salud de las personas y también del planeta.

“Una alimentación adecuada tanto en cantidad y calidad, a través de todo el ciclo vital del individuo, garantiza una vida digna, plena y reduce el riesgo de múltiples enfermedades, asegurando de esta forma otro derecho fundamental que es la salud”, destacan las especialistas.

En esa línea, es deber del Estado preocuparse por mantener a la ciudadanía sana. Por ejemplo, el derecho a la alimentación está garantizado en varias constituciones en el mundo, sin embargo, la de Chile no hace referencia a este fundamental elemento de equidad, vinculado a la salud y al buen vivir.

“Cuando hablamos del derecho a la alimentación estamos hablando de que esta debe ser saludable para las personas y para el planeta, además de sostenible, inocua, diversa y multicultural, es decir el Estado debe garantizar la soberanía y seguridad alimentaria”, aseguran las profesionales.

Objetivos 2021

El principal objetivo planteado para la celebración del Día Mundial de la Alimentación 2021, es concientizar sobre el problema alimentario mundial, además de fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.

“Es muy importante señalar que cada año se produce el doble de alimentos para cubrir las necesidades de la población mundial, aun así, cientos de millones de personas pasan hambre”, advierten las académicas, quienes además mencionan los otros objetivos que contempla esta efeméride:

Estimular una mayor atención a la producción agrícola en todos los países y un mayor esfuerzo nacional, bilateral, multilateral y no gubernamental a ese fin.

Estimular la cooperación económica y técnica entre países en desarrollo.

Promover la participación de las poblaciones rurales, especialmente de las mujeres y de los grupos menos privilegiados en las decisiones y actividades que afectan a sus condiciones de vida.

Aumentar la conciencia pública de la naturaleza del problema del hambre en el mundo.

Promover la transferencia de tecnologías al mundo en desarrollo.

Fomentar todavía más el sentido de solidaridad nacional e internacional en la lucha contra el hambre, la malnutrición y la pobreza.

“¡Nuestras acciones, son nuestro futuro!”, es el lema de este día que por segundo año consecutivo se celebra mientras los países de todo el mundo se enfrentan a los efectos generalizados de la pandemia por Covid-19. “Es el momento de mirar hacia el futuro que tenemos que construir juntos y entender que esta crisis también es una oportunidad de hacer un cambio”, dicen.

Incluso antes de la pandemia, más de tres mil millones de personas no se podían permitir llevar una dieta saludable. “En estos tiempos de coronavirus, son muchas más las personas que no se pueden permitir alimentos nutritivos o acceder a ellos, recurriendo a menudo a otros más baratos y fáciles de conseguir que, por lo general, no aportan los nutrientes necesarios para mantener un estado nutricional y de salud adecuados”, puntualizan las expertas.

Políticas de Estado y acciones individuales

Según comenta Cecilia Riffo y Rocío Saavedra, para conseguir estos objetivos, los gobiernos deben reconvertir las políticas antiguas y adoptar políticas nuevas que fomenten la producción sostenible de alimentos nutritivos asequibles y que promuevan la participación de los agricultores.

Por otra parte, se pueden fortalecer las políticas no solo en la agricultura, sino que también en otros sectores como el comercio, la salud, el medio ambiente, la educación y la infraestructura, a fin de crear las condiciones necesarias para dietas mejores.

“Las políticas e incentivos deberían alentar el cultivo de variedad de frutas y hortalizas, y no solo cultivos comerciales. Potenciar el desarrollo de sistemas como la permacultura que abarca principios sociales, económico y políticos, pero en base a trabajar y seguir apropiadamente los ritmos naturales medioambientales sin forzarlos en ningún momento, utilizando los recursos naturales como primera opción y valorizando el trabajo de los pequeños agricultores”, destacan.

Eso a nivel gubernamental, pero qué pasa con las acciones individuales: ¿Por dónde empezamos?“Sabemos que el acto de alimentarnos es cotidiano, pocas veces pensamos en cómo han sido producidos los alimentos que elegimos, quiénes los han producido y cuántos recursos naturales, económicos o de mano de obra han sido necesarios para llevar a nuestra mesa todos los servicios como el desayuno, nuestro almuerzo o la última comida del día”, contextualizan las docentes.

Así, “una de las formas más recomendadas es volver a lo propio, priorizar el consumo de alimentos que se producen en la región en la que habitamos (pertinencia territorial de los alimentos), preservando la biodiversidad alimentaria, la estacionalidad de los alimentos, a la vez que se promueva el consumo de alimentos frescos y la cultura gastronómica local”, precisan.

En ese escenario, aparecen dos conceptos interesantes. Se trata de las pérdidas y los desperdicios de alimentos. La pérdida de alimentos, sostienen las especialistas, se genera entre la etapa de producción alimentaria industrial. El desperdicio de alimentos, en tanto, se produce en las etapas de recolección, distribución, comercialización y consumo.

“Tampoco analizamos el impacto que tiene el desperdiciar nuestros alimentos. Por un lado, en un mundo en el que actualmente más de 811 millones de personas se encuentran en inseguridad alimentaria, la cifra admitida para el desperdicio debería ser cero, pero infortunadamente cerca del 34 por ciento de estos alimentos aptos para el consumo terminan en la basura”, señalan.

Por lo mismo, las académicas mencionan algunos consejos de la FAO para evitar el desperdicio de los alimentos en nuestros hogares:

–Solicita pequeñas porciones de comida.

–Utiliza lo que te sobró.

–Programa tu lista de compras.

–Compra frutas y verduras no por su apariencia.

–Controla la temperatura de tu refrigerador.

–Lo que primero compras, primero lo consumes.

–Revisa fechas de vencimiento de los alimentos.

–Convierte tus residuos en compostaje.

–¡Compartir es cuidar, dar para ayudar!