EQUILIBRIO//Expertos analizan el impacto del uso de la tecnología en niños y adolescentes en tiempos de pandemia
Alexis Soto, director de Psicología de la sede Temuco, y Luis Quintana, académico de Terapia Ocupacional, analizan los usos de la tecnología asociada a pantallas, los excesos en los que se puede caer y, además, entregan recomendaciones para mantener un uso adecuado durante el confinamiento.
En la situación actual de aislamiento y distancia social, la tecnología ha permitido acercar a quienes se encuentran alejados de sus familias y seres queridos. Asimismo, ha facilitado la vida a quienes deben cumplir desde sus hogares con el teletrabajo o a los miles de estudiantes que asisten a clases en distintas plataformas virtuales.
Pero, cómo evitar caer en la exposición prolongada a las pantallas, sobre todo si pensamos en niños y adolescentes que pasan horas frente a la TV, computadores, tablets, celulares y consolas de juegos.
“Hoy en día todos estamos tratando de encontrar el equilibrio con el uso de la tecnología, y considero que más que trabajar en la línea de las restricciones, se debe trabajar en la amplitud de posibilidades de acciones y panoramas”, reflexiona Alexis Soto, director de la carrera de Psicología de la sede Temuco de la Universidad Mayor.
“Es positivo tener esta posibilidad de contacto e interacción con el trabajo, el colegio y los amigos. Hoy se emiten certificados, se hacen compras, se retira dinero, se cobran y transfieren pensiones, se realizan atenciones médicas y psicológicas. La tecnología llegó para quedarse y cada vez estará más presente en todas las acciones y procesos de nuestra vida”, agrega el académico.
Por su parte, Luis Quintana, psicomotricista y docente de la carrera de Terapia Ocupacional de la U. Mayor sede Temuco, coincide en que “los aparatos tecnológicos con pantalla llegaron para quedarse, por lo que es importante estar informados de los beneficios que estos aportan y también los daños implícitos. El factor edad o etapa de desarrollo en que se encuentran nuestros niños es un factor esencial”.
Sobre los aspectos positivos de la tecnología, Quintana añade que “nos permite tener una cercanía comunicacional instantánea, facilita vernos, que es un factor esencial en las relaciones humanas. Además, podemos ver la gestualidad y expresión del otro. El diseño de la plataforma permite interactuar de diversas formas, compartiendo archivos y realizando casi todas las tareas que hacemos en persona”.
Equilibrio como factor determinante
Pero, así como la tecnología nos acerca, hay que prestar atención a algunos elementos. “Hablando desde la psicomotricidad, el ‘diálogo tónico’ está ausente, el sentir la corporalidad del otro cuando lo tenemos en frente físicamente, donde se ponen en juego diversas formas vinculares y comunicativas, como la mirada, el tacto, la postura, los aromas, las variaciones del tono, etcétera”, precisa Quintana.
Otro aspecto importante es analizar la cantidad de horas que pasamos frente a una pantalla. En este sentido, Alexis Soto considera el equilibrio como un factor determinante a la hora hacer uso de la tecnología. “Si en una familia los padres trabajan todo el día y no tienen tiempo para pasar con los niños es muy difícil generar restricciones de cualquier tipo. La idea es poder organizarnos mejor y de esa forma incorporar otras actividades como familia, de esa forma es más fácil ir ampliando posibilidades para todos”, recomienda el profesional.
“La regulación es necesaria, los límites, las reglas, que finalmente si son basadas en el amor y el respeto, viendo a los niños como sujetos de derecho, se transforman en un ente segurizante que debe estar provisto por el adulto. Y afecta precisamente en estos ámbitos, como la autonomía, la autorregulación, las relaciones sociales y un muy bajo aporte sensorial y de aprendizaje. En el aspecto físico afecta a nivel de sedentarismo, posiciones posturales negativas, aumento de peso y todas las consecuencias que puede traer la falta de movimiento”, advierte Quintana.
Recomendaciones
En términos prácticos, los niños y adolescentes, para un adecuado desarrollo, necesitan satisfacer necesidades básicas como alimentación, protección, y afecto. Además de ciertas horas de sueño y realizar actividades diarias que complementen su formación.
“En el caso de los niños se espera que puedan dormir un promedio de 10 horas, puedan estudiar un promedio de seis y puedan pasar con la familia, jugar o recrearse un promedio de ocho horas. De estas ocho horas de recreación se espera que un tercio se dé en interacciones con sus figuras de afecto, y los otros dos tercios se distribuyan entre las posibilidades que tengan, algo de actividad deportiva y uso de pantallas, de allí que muchos hablan de un promedio de tres horas diarias pensando en que todo se dé de forma ideal”, dice el director de Psicología.
Lamentablemente, continúa el académico, este ideal no siempre es posible de ejecutar, sobretodo en tiempos de pandemia, en donde las pantallas permiten que el padre o madre se “descuelguen” de los niños y puedan desarrollar sus actividades. Por eso es importante, más que hacer una declaración, recomendar analizar tiempos y hábitos familiares para determinar realidades particulares y determinar lo que es posible de hacer.
“Dependerá de cada caso, pero la recomendación siempre será limitar su uso, sobre todo si se trata de un menor de 12 años. Con los adolescentes se puede llegar a acuerdos sobre el uso, pero también es importante ofrecerles alternativas para que puedan interesarse por otras actividades”, aconseja, por su parte, el psicomotricista.
Alternativas y creatividad
Como alternativa a la tecnología y el uso de pantallas, ambos profesionales coinciden en señalar la importancia de desarrollar actividades familiares conjuntas y adecuadas a la edad de niños y adolescentes. “La idea es desarrollar actividades como: ordenar habitaciones, limpieza de jardín, cocinar, revisar fotos y recuerdos, en algunas casas funcionan los juegos de mesa y otras que puedan ser propias de la cultura familiar”, acota Soto.
En concordancia con el director de Psicología, el académico de Terapia Ocupacional recomienda actividades recreativas. “Los juegos de mesa, armar rompecabezas, juegos de papel como el ‘bachillerato’, laberintos, etcétera. Podemos dibujar y pintar con distintos elementos, también cocinar puede ser muy divertido y genera muchos aprendizajes, compartir algunas tareas de la casa, oír la música que le gusta a cada miembro del grupo o actividades que fomenten la expresión verbal. Si hay tareas escolares, hacerlas juntos es de mucha ayuda. Fomentar la lectura, cambios de look, en fin, actividades habrá tantas como nuestra creatividad vaya poniéndose a prueba, descubrir que hay mucho más allá de las pantallas”, concluye el docente de Terapia Ocupacional.