Cuáles son y cómo prevenir las enfermedades más comunes en otoño e invierno

Con la presencialidad y el regreso a clases en colegios, escuelas y universidades, se espera un resurgimiento de las enfermedades respiratorias, entre ellas: bronquitis, resfríos, faringitis e inclusive sin un correcto tratamiento síndrome bronquial obstructivo y neumonía.


En los dos últimos años, por el confinamiento y la menor movilidad de las personas a raíz de las medidas de distanciamiento físico por el coronavirus, enfermedades respiratorias como la influenza o el virus sincicial, característicos de la temporada, disminuyeron su prevalencia.

Sin embargo, hoy —con la presencialidad y el regreso a clases en colegios, escuelas y universidades— se espera un resurgimiento de las enfermedades respiratorias.

“En este invierno, lo más probable es que vuelvan los virus estacionales que habitualmente nos afectan todos los años, es decir, virus respiratorio sincicial, influenza, parainfluenza y metapneumovirus”, explica Luisa Cerna, académica de la carrera de Enfermería de la Universidad Mayor sede Temuco.

Dichas afecciones, agrega la especialista, pueden provocar enfermedades respiratorias tales como: bronquitis, resfríos, faringitis, e inclusive —sin un correcto tratamiento— síndrome bronquial obstructivo y neumonía.

Para reconocerlas, la enfermera docente entrega las siguientes indicaciones:

Resfrío común: secreción nasal, generalmente acuosa, dolor de garganta, tos y en algunos casos fiebre. Usualmente es auto limitado y dura de tres o cuatro días.

Influenza: se caracteriza por fiebre alta, escalofríos, dolores musculares intensos y sensación de postración. Su duración es de cinco a siete días, sin embargo, el decaimiento puede llegar a durar hasta 15 días.

Virus respiratorio sincicial: en un principio debuta como un resfrío común. No obstante, si la enfermedad se agrava, en niños muy pequeños, prematuros, desnutridos o con enfermedades crónicas, puede provocar un compromiso pulmonar que dejaría secuelas para el resto de su vida, mientras que, en adultos, puede causar la descompensación de enfermedades respiratorias crónicas.

Faringitis: el dolor de garganta y para tragar, son sus principales características, generalmente va acompañada de rinitis y tos. Habitualmente son virales, pero también existe la posibilidad de que sean de origen bacteriano.

Bronquitis: cuando la tos se presenta intensa y con secreciones, lo más probable es que se trate de una bronquitis. En más de la mitad de los casos, ésta se contagia de forma viral.

Neumonía: se trata de un cuadro más agudo y ataca a los alveolos. Causa fiebre alta, escalofríos, dolor para respirar, tope inspiratorio y tos con expectoración. Dependiendo de la extensión y lo localizada que esté la enfermedad, puede transformarse en bronconeumonía

“Cabe destacar que el tratamiento para cada una de estas patologías, va a variar dependiendo de la causa de contagio, es decir, va a cambiar en relación a si es viral o bacteriana. Es muy importante que, ante la presencia de cualquiera de estos síntomas, acuda a un especialista para que evalúe la mejor opción de tratamiento”, recomienda.

Grupos de riesgo

En general, dice la académica, la población de riesgo es aquella que tiene comprometido su sistema inmune, ya sea por inmadurez o compromiso previo con otras patologías o edades avanzadas. Así, es posible identificar a los siguientes grupos:

Población infantil: los niños menores de un año, prematuros o con patologías crónicas de origen respiratorio que se pueden descompensar.

Embarazadas: puesto que durante la gestación existe un estado de inmunosupresión. Es decir, están más predispuestas a padecer infecciones y complicaciones derivadas de las mismas.

Población adulta: el grupo de mayor riesgo son los pacientes con patologías crónicas y los adultos mayores.

–¿Cómo podemos prevenir?

–Con lo más básico, el lavado de manos frecuente, distanciamiento físico, en especial frente a personas con sintomatología respiratoria, y uso correcto de mascarillas.  Además de mantener una correcta higiene respiratoria y manejo de la tos como: cubrirse la nariz y la boca al toser o estornudar; usar pañuelos desechables para contener las gotitas respiratorias o las secreciones; y luego de usar los pañuelos, botarlos a la bolsa de basura más cercana. Siempre serán factores que influyen en la aparición de estos cuadros durante los meses fríos las bajas temperaturas, la mayor cercanía física y la falta de ventilación de los ambientes, conocida como contaminación intradomiciliaria, que facilitan la transmisión y contagio entre la población. Sin dejar de mencionar los altos índices de contaminación ambiental secundario al uso de calefacción a leña en nuestra región.

–Con toda la experiencia de años anteriores, ¿qué papel juegan las vacunas en este contexto y cuál es el llamado?

–El papel de las vacunas es primordial en especial en los grupos de más alto riesgo. Las vacunas estimulan el sistema inmunitario del cuerpo para proteger a la persona contra infecciones o enfermedades posteriores. De esa forma, el cuerpo se prepara para combatir el organismo específico causante de la enfermedad y recordar el patógeno para combatirlo rápidamente cuando esté en contacto con él nuevamente. Las vacunas previenen enfermedades, discapacidades y defunciones por enfermedades tales como el SARS-cov-2, influenza, cáncer cervical, la neumonía, las enfermedades diarreicas por rotavirus, la rubéola, rabia y el tétanos, entre otras. Además, la vacunación durante el embarazo brinda protección a la persona gestante y al bebé mediante el pasaje de anticuerpos, a través de la placenta. El llamado es a tomar conciencia de la importancia de mantener las vacunas al día, ya que estas funcionan como un escudo protector, pues mantienen a las familias y a las comunidades a salvo de las enfermedades infectocontagiosas más graves.