Publican estudio sobre estado nutricional y preferencia del sabor dulce en personas adultas
La investigación realizada por académicos de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor sede Temuco, fue publicada en la revista: Archivos Latinoamericanos de Nutrición. “La percepción al sabor dulce, podría tener un efecto en las elecciones dietéticas de los individuos y con ello incidir en la predisposición a la obesidad”, explica la investigadora y docente de la carrera, Paula Ledesma.
“Estado nutricional y preferencia del sabor dulce en adultos chilenos”, es el nombre del estudio realizado por académicos de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor sede Temuco, el cual fue publicado en Archivos Latinoamericanos de Nutrición (ALAN), revista de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición.
El origen de esta investigación se relaciona con el dramático aumento en la prevalencia e incidencia de la obesidad, el cual sugiere que factores ambientales y cambios en el estilo de vida estarían contribuyendo de forma importante a esta tendencia epidémica.
En humanos, dice Paula Ledesma, investigadora principal de este paper científico y docente de Nutrición y Dietética de la sede Temuco, se han reportado diferencias en umbrales de detección y preferencia del sabor dulce, lo que podría afectar la ingesta de azúcares y, por tanto, el estado nutricional.
Cuando hablan de sabor dulce, describe la académica, se refieren al consumo de azúcar o sacarosa, y a la ingesta de preparaciones o alimentos que la contienen dentro de sus ingredientes. “Es importante considerar que existen alimentos que de forma natural son dulces, como las frutas. El ser humano desde el nacimiento tiene una preferencia hacia el sabor dulce. La leche materna, por ejemplo, tiene este sabor”, detalla.
De esta manera, la identificación del sabor dulce como factor de riesgo, podría modificar las estrategias dieto terapéuticas actuales. Frente a esto, el objetivo que fijaron para el estudio fue determinar si la preferencia de éste difiere según el estado nutricional en la población adulta.
Para ello trabajaron con una muestra conformada por estudiantes, funcionarios y docentes de la Universidad Mayor sede Temuco, de entre 18 y 60 años de edad. “Se evaluó una muestra no probabilística por conveniencia de 319 personas”, revela la nutricionista.
Para determinar la preferencia al sabor dulce, en tanto, se empleó una prueba organoléptica que mide el grado de satisfacción frente a una solución dulce, junto a ello —añade Ledesma— se realizaron mediciones de peso y talla para determinar el Índice de Masa Corporal (IMC).
Primeras conclusiones
Al comparar las soluciones dulces en relación al sexo, se observó que en la primera preferencia existieron diferencias significativas, donde el mayor porcentaje de mujeres (43,24%) escogió la concentración al 2,5% de sacarosa, mientras que el mayor porcentaje de hombres (49,48%) escogió las concentraciones al 10 y 15%.
Lo anterior quiere decir que los hombres prefieren alimentos o preparaciones con mayor concentración de azúcar o sacarosa que las mujeres.
Por otro lado, “la muestra evaluada no presenta diferencias en la preferencia del sabor dulce en función de su estado nutricional. Es necesario, entonces, realizar más estudios a nivel nacional para descartar este factor como un posible nicho estratégico para la prevención de la obesidad”, asegura Ledesma.
A la académica se unen: Rocío Martínez, Fanny Flores, Ana Acuña, Favián Treulen, Luis Bustos y Marcell Leonario, como coautores de la investigación publicada en el más reciente número de ALAN, editado desde 1992 en Venezuela, con el fin de divulgar conocimientos en el campo de la alimentación y nutrición.
–¿Por qué este tema debería cobrar mayor relevancia en la población chilena?
–Considerando el carácter pandémico de la obesidad, es necesario identificar todas las variables que podrían incidir en el desarrollo de esta patología, y establecer estrategias que nos permitan prevenir su aparición. Respecto a la percepción al sabor dulce, podría tener un efecto en las elecciones dietéticas de los individuos y con ello incidir en la predisposición a la obesidad.