Conoce los riesgos de las llamadas “dietas de verano”

Falta de ánimo, efecto rebote, alteraciones hormonales, además de carencias nutricionales, son algunas de las consecuencias de someterse a restricciones alimentarias por fines estéticos en medio de la época estival.


“Las ‘dietas de verano’ se podrían definir como ‘restricciones alimentarias’, mayoritariamente sin supervisión profesional, que realizan las personas con el objetivo de ‘perder peso’ o ‘kilos’ en un corto periodo de tiempo, asociado solamente a un fin estético motivados por la época estival”, dice Rocío Martínez.

La académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor sede Temuco, agrega que no son recomendables, ya que “si bien se logra el fin estético de ‘pérdida de kilos’, este peso perdido es atribuible a agua y músculo mayoritariamente y no a grasa, que es lo que se pretende lograr, por lo que se recupera en el corto plazo, ya que la dieta estricta no es sostenible en el tiempo”.

Además, añade, se pueden presentar carencias nutricionales asociadas a las restricciones alimentarias y, por lo tanto, eventuales consecuencias para la salud.

Algunos problemas

Los riesgos asociados a estas dietas, sostiene la experta, pueden ser falta de ánimo y fatiga, debido al déficit de ingesta de energía; adaptaciones metabólicas que favorecen un ambiente hormonal para la “recuperación del peso perdido” en el corto plazo; y alteraciones hormonales que promueven ansiedad y hambre permanente, lo que condicionará una mala relación con la comida y sensación de culpabilidad en la persona por querer permanentemente “romper la dieta”.

“De mantenerse la restricción alimentaria, y dependiendo la severidad de esta, se pueden presentar problemas de salud asociados al déficit de macronutrientes, vitaminas y minerales en el organismo”, advierte.

En esa línea, es enfática en señalar que “no existen ‘dietas milagros’, no es adecuado querer bajar grasa en poco tiempo, no será un proceso efectivo, menos cuando la cantidad de grasa a disminuir es elevada. Lo recomendable es orientar el cambio hacia la mejora de hábitos alimentarios, que promoverán una pérdida de grasa corporal lenta, progresiva, pero sostenible en el tiempo”.