Mujeres en la ciencia, una lucha por la visibilidad

Mujeres en la ciencia, una lucha por la visibilidad

Excluidas por años del ámbito científico, hoy su trabajo es crucial en las investigaciones contra la pandemia del coronavirus, la misma que amplió —aún más— la brecha de género y que evidencia la desigualdad, los prejuicios y estereotipos a los que se enfrentan a diario. “Esto es cultural, y si es cultural podemos cambiarlo, pero entre todas y todos”, señala Fabiola Arévalo, doctora en Ciencias Físicas y académica de la Universidad Mayor.


“Vedado estaba para la mujer chilena franquear el umbral sagrado del augusto templo de la ciencia. La ley se oponía a ello cerrándole el paso que conducía a las aulas oficiales en las diversas gradaciones de la enseñanza secundaria y superior”.

Así comienza el discurso que Eloísa Díaz dio al recibir su título en la Universidad Chile en el año 1887, cuando se transformó en la primera mujer médica de Chile y Latinoamérica. Lo que siguió fueron años de aportes, desde iniciativas como el desayuno escolar hasta la vacunación masiva.

Una historia que continúa inspirando a muchas y que comenzó detrás de un biombo y con su madre acompañándola a clases. Hoy, a 134 años de este hito, las mujeres continúan luchando contra la desigualdad de género, los prejuicios y estereotipos de una cultura que invisibiliza su trabajo.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la actualidad las mujeres representan menos del 30% de los investigadores y científicos de todo el mundo. Y solo uno de cada tres estudiantes de carreras universitarias del ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) es mujer.

Es por esto que el 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, para concienciar sobre la desigualdad de género que afecta a este ámbito del conocimiento.

Según explica Fabiola Arévalo, doctora en Ciencias Físicas y académica de la Facultad de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Mayor sede Temuco, esta conmemoración tiene dos partes: por un lado, impulsar proyectos que den visibilidad a las mujeres científicas, y por otro, animar a niñas y adolescentes a emprender carreras en este ámbito.

“Debemos fomentar las vocaciones científicas y quitar la idea de que hay carreras de hombres y de mujeres. Y que al elegir una carrera científica haya protocolos contra el acoso, paridad, cupos y programas para fomentar el avance de la mujer en la ciencia”, dice la especialista en energía oscura y relatividad de Einstein.

Sobre el avance que han tenido en el país, la experta advierte que depende del área, ya que “en algunas ha aumento la participación, mientras que en otras el proceso ha sido lento. Pero, en general, soy optimista. Los números van creciendo y la cantidad de mujeres que ingresa a la universidad en carreras científicas es cada vez mayor”.

Pero, existe un “cuello de botella”, por ejemplo, en el número de contrataciones en las universidades, en los proyectos adjudicados Fondecyt y en las direcciones de Núcleos Milenio. “Son muy pocas las mujeres directoras, muy pocas las mujeres rectoras y muy pocas las mujeres en altos cargos, pero vamos avanzando”, añade la Dra. Arévalo.

Logros y visibilidad

A través de la historia se ha tendido a invisivilizar el trabajo realizado por las mujeres en el ámbito científico, tanto así que en los libros no siempre están destacados los aportes que hicieron.

“Muchas veces el trabajo está firmado con el nombre del hermano, del marido o son conocidas como ‘la hija de’, o cosas por el estilo. Pero, las mujeres vienen aportando a la ciencia y a la sociedad desde tiempos inmemoriales”, destaca la académica.

Todo partiría por cómo se enseña la ciencia.

Si enseñaran la ciencia con perspectiva de género sería un tremendo aporte a la sociedad”, agrega la Dra. Arévalo, quien comenta que “cuando se enseña de las estrellas, por ejemplo, es importante destacar a la astrónoma, Cecilia Payne, descubrió qué elementos químicos había en las estrellas, entonces cuando uno está enseñando ciencia hay que incluir estas historias y el contexto de por qué estas mujeres que hicieron aportes tremendos no son tan reconocidas en los libros de historia”.

Pero, el tema de la desigualdad de género no solo está presente en la ciencia, también en la filosofía, en la historia y en las artes. “Cuando uno ve el listado de los Premios Nacionales, hay una asimetría en la adjudicación. Ahora, ¿cómo podemos aportar? Lo podemos hacer diseñando las clases, pero también desde las casas, con los regalos que hacemos a niños y niñas, que no sea todo rosado, porque tal vez a ella le interesa un telescopio, o si un niño quiere jugar con muñecas, eso no tiene nada de extraño, tal vez quiere trabajar en esa área. Uno puede aportar desde muchas aristas, lo que debemos tener claro es que este es un tema cultural y que si es cultural lo podemos cambar, pero entre todos”, explica la especialista.