Experto destaca los beneficios de la biodiversidad marina y entrega claves para su protección

Experto destaca los beneficios de la biodiversidad marina y entrega claves para su protección

Los ecosistemas costeros, neríticos y oceánicos, junto con proporcionar alimentos, se transforman en espacios para la práctica del deporte y la recreación. Además, explica el Dr. Cayetano Espinosa, académico de Medicina Veterinaria de la sede Temuco, producen fitoplancton, “el cual aporta gran parte del oxígeno que respiramos los humanos del planeta”.


“El maritorio en Chile ha sido, y continúa siendo, sobreexplotado por diversas actividades extractivas directas, como las pesquerías industriales nacionales”, dice Cayetano Espinosa, académico de la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad Mayor de la sede Temuco.

Pero, también, “por muchas otras actividades que, indirectamente, perturban el equilibrio de los ecosistemas costeros, neríticos y oceánicos, como las flotas pesqueras extranjeras, urbanización costera, minería y acuicultura”, agrega el doctor en Medicina de la Conservación.

Esto sobre el estado de la biodiversidad marina en Chile, donde estas actividades, algunas poco reguladas en la normativa ambiental, generan una perturbación a diferentes escalas ecológicas, afectando a especies puntuales, debido a la sobreexplotación o captura incidental, y a ecosistemas completos.

Pero, ¿cómo nos podría impactar su eventual pérdida a corto, mediano y largo plazo? Según advierte el Dr. Espinosa, la biodiversidad marina sustenta importantes actividades para la sociedad en general.

Así, desde un punto de vista económico, “los bienes directos que nos entrega la diversidad marina, comúnmente llamados recursos pesqueros, son extremadamente relevantes, porque sustentan a personas, familias y cadenas de abastecimiento completas, las que dependen exclusivamente de la biodiversidad”, detalla.

Respecto a su importancia cultural, las actividades asociadas al océano son especialmente relevantes, porque “muchas de ellas son actividades tradicionales que forman parte de las culturas locales desde tiempos inmemoriales, incluso precolombinos, como algunos tipos de pesca y recolección de productos del mar”, destaca el especialista.

Asimismo, añade el docente, “la biodiversidad tiene un valor incalculable en sí misma, porque nos provee información, conocimiento y la oportunidad de, por ejemplo, descubrir nuevos tratamientos o medicamentos para la medicina”.

Alimentos, deportes y protección

Existen múltiples beneficios directos e indirectos que entrega la diversidad y los ecosistemas marinos. Los más obvios, menciona el Dr. Espinosa, son los alimentos que se obtenien del mar o los espacios para el deporte y la recreación, como navegación, natación, surf y pesca deportiva, entre otros. Pero, además, existen muchos otros.

Por ejemplo, “el fitoplancton del océano, esas plantitas microscópicas, produce gran parte del oxígeno que respiramos los humanos del planeta, y por otro lado, los bancos de macroalgas y arrecifes costeros protegen a los asentamientos humanos de las grandes marejadas que azotan las costas. Así de crítico es el aporte de la diversidad marina”, indica el experto.

¿Qué dice la ley?

Para el académico U. Mayor este es un tema complejo, en el cual se podrían enumerar los aciertos y desaciertos normativos ampliamente.

Sin embargo, en términos generales, “debemos reconocer que hemos avanzado muchísimo en legislación, pero sigue siendo insuficiente, y más preocupante que eso es el hecho de que la reglamentación no será efectiva mientras no se dispongan los recursos humanos y económicos para hacer seguimiento y fiscalización de las normativas”.

De esta manera, lo que dicta la legislación sobre la protección de los recursos marinos muchas veces queda sólo en el papel.

Es por esto que el Dr. Espinosa llama a comprender, desde el pequeño recolector al gran empresario, que “necesitamos un cambio de paradigma radical y urgente, que permita un desarrollo sustentable, es decir, que considere los ciclos de renovación de los recursos para que no se agoten. Si no comprendemos esto, no tendremos salida”.

En lo concreto, existen varias acciones que se pueden implementar. Por un lado, el Estado debe promover campañas de educación sobre la importancia de la diversidad marina y al mismo tiempo inyectar una cantidad de recursos substancialmente mayor a sus instituciones que velan por la protección de la biodiversidad, como el ministerio del Medio Ambiente y Sernapesca.

La ciudadanía, en tanto, “debemos cambiar nuestros hábitos de consumo, pasar de lo desechable a lo reutilizable, rechazar productos nocivos para el ambiente, disminuir nuestro consumo de agua y comprar productos del mar producidos cerca de nuestros hogares, ojalá de la misma Región, y a pequeña escala”, recomienda.

Mes del Mar

La educación temprana, agrega el académico, es realmente fundamental para generar cambios. “Se ha demostrado que un acercamiento temprano a la valoración del ambiente, produce en los niños y niñas una actitud más positiva hacia el ambiente y los animales que habitan en él. Incluso, los mismos niños y niñas pueden producir cambios al interior de sus familias, como no arrojar latas de cerveza o colillas de cigarrillo en playas o el mar”.

En este sentido, existen iniciativas muy interesantes por parte del ministerio de Ciencias, a través de sus programas Explora, donde se logra un acercamiento de niños, niñas y adolescentes a las ciencias de todo tipo, entre ellas las ciencias del mar.

Sin embargo, “porque somos de los países con más kilómetros de costa en el planeta, y la costa es el rasgo que nos une de Arica a Puerto Williams, es un sueño que nuestros niños y niñas sean pequeños expertos en biodiversidad marina desde primero básico”, finaliza.