COMPETENCIAS//Educación y Covid-19: ¿Qué rol juega el espacio en los procesos de aprendizaje de niños y niñas?
Verónica Pantoja, académica de Núcleos Transversales de la Universidad Mayor, explica que en situación de aislamiento los estudiantes guiados de manera adecuada pueden desarrollar nuevas competencias. Eventual retorno al aula, en tanto, podría afectar su rendimiento académico, aunque con matices.
Con la llegada del Covid-19 a Chile, la realidad de miles de niños dio un giro de 180 grados, donde su futuro se debate entre las clases en línea —producto del confinamiento— y un eventual retorno al aula, lo que plantea más dudas que certezas. En ese devenir surge la pregunta: ¿Qué rol juegan los espacios en sus procesos de aprendizaje? Verónica Pantoja, académica del Núcleo de Ciencias Biológicas de la Universidad Mayor sede Temuco, entrega algunas luces sobre el tema.
Según precisa la investigadora, el espacio de aprendizaje tiene real implicancia en los procesos de estimulación sensorial que preparan al alumno a la apertura del conocimiento. Así —añade Pantoja— “el aprendizaje incluiría una serie de factores que intervienen en el correcto desarrollo del estudiante, siendo uno de ellos la interacción entre las personas y los espacios que habitan, logrando la significación del conocimiento en base a la experiencia”.
Caminar por los pasillos, subir y bajar escaleras, explorar jardines, y recorrer una sala o el patio del colegio estimula la creatividad de los estudiantes, quienes pueden describir objetos que no reconocen en otros espacios. “Por eso la importancia de los modelos de aprendizaje pragmático que involucran actividades y talleres para experimentar, donde está presente la sociabilización”, dice la pedagoga y docente de pre y postgrado.
Entendiendo que los niños tienen necesidades de expresión y comunicación, de descanso y de actividad, y que estas son fundamentales para el desarrollo de estructuras del pensamiento, influyendo además en la conducta y en el propio rendimiento: ¿Qué pasa cuando no pueden compartir directamente con sus pares? Según Pantoja, esto no tendría un efecto totalmente negativo en el aprendizaje, ya que se desarrollan otro tipo de habilidades producto de esta nueva adaptación social-escolar.
Aislamiento social y aprendizaje
La académica explica que durante el aislamiento social se sigue desarrollando el aprendizaje y la razón es biológica, ya que los niños poseen capacidades innatas y las usan para desarrollar nuevas competencias.
De hecho, tienen un conocimiento base —social, lingüístico, físico o matemático— que utilizan para atender y organizar la información que proviene del medio y comprender su realidad, lo que les permite adaptarse al entorno.
Si bien el aislamiento social impide el proceso de adaptación frente a los aprendizajes establecidos por el Estado, esto no significa que no sigan aprendiendo en dicho entorno. “Esto conlleva a una nueva adaptación, fortaleciendo otros mecanismos como la automotivación, resolución de problemas y creatividad, entre otros, pero si no son dirigidos correctamente, pueden causar un estrés más que un estímulo positivo para desarrollar otras habilidades”, señala la docente.
Asimismo, agrega que “a veces la educación formal es conductista, evitando que el niño o niña busque nuevos caminos según los desafíos que presenta, ya que el cerebro en la infancia es ‘plástico’, es decir, tiene plasticidad neuronal, lo que permite nuevas conexiones frente a la adversidad y nueva adaptación frente a un nuevo entorno”.
¿Retorno al aula?
Ante un eventual retorno al aula, Pantoja advierte que los estudiantes se encontrarán con una serie de requisitos que tienen como fin común evitar la propagación del virus, sobre todo el distanciamiento social. “Será un ambiente de aprendizaje nuevo que conllevará una seria de adaptaciones obligatorias que pondrán al estudiante en un encierro social asociado a lo que puede o no puede hacer”, complementa.
Una de las consecuencias que adelanta es el estrés, reacción fisiológica, endocrinológica y psicológica del organismo frente a una situación que es percibida como demandante o amenazante. En este caso, la posibilidad de contagiarse y enfermarse, lo que podría afectar el rendimiento. “Este estrés podría significar una disminución de habilidades cognitivas, expresándose en baja motivación, concentración y atención y, sobre todo, baja tolerancia a la frustración”, puntualiza la académica.
Pero así como ciertas habilidades pueden ser afectadas, indica Pantoja, también una pandemia se convierte en una oportunidad de estimular competencias que los estudiantes necesitan en crisis como estas, como la toma de decisiones, resolución creativa de problemas, respeto por los pares, resiliencia, empatía y, sobre todo, adaptabilidad.
Apoyo docente
Para la investigadora, el apoyo a los docentes es tan importante como el que se entrega a niños y niñas. “Disminuir el estrés y enfocarse en el aprendizaje con base en lo que estamos viviendo y no solo en calificar, evitará que se llegue a una fase de agotamiento, ya que eso significará el derrumbe del escolar producto de la falla de las estrategias adaptativas”, remarca la pedagoga.
Así, ante un eventual retorno a clases, los establecimiento deberán asegurar apoyo a los docentes en la adaptación a estos nuevos espacios de aprendizaje; en el uso de metodologías y técnicas de actividades individual y grupal, pero sin interacciones directa, fortaleciendo la autonomía estudiantil; y en la inclusión de aspectos contingentes para que el aprendizaje sea significativo y no solo un cumplimento del currículum.