TERRITORIO//Académicos de Arquitectura entregan claves para que Temuco se convierta en una ciudad sostenible
Promover un crecimiento controlado, a través de la densificación, avanzar hacia un sistema de transporte público integral, involucrar a distintos actores en la planificación urbana y entender la construcción eficiente más allá del diseño, son parte de este desafío, el que debe ser acompañado por el cambio cultural de sus habitantes.
Temuco tiene muchas características que le permitirían convertirse en una ciudad sostenible. Pero, el primer paso, según advierte Javier Arangua, director regional de la carrera de Arquitectura de la Universidad Mayor, sería el cambio cultural —y de conciencia— de sus habitantes.
“Sin ello, cualquier medida resultará ineficiente”, agrega el académico, quien categoriza a Temuco como una ciudad intermedia, rodeada de elementos de valor paisajístico y natural, y de componentes culturales, que podrían mejorar significativamente la calidad de vida de las personas.
El primer cambio de mirada que propone el arquitecto es entender el territorio como un sistema al que las ciudades se emplazan en relación y dependencia. “Por eso no podemos hablar de Temuco, sin incluir a Padre Las Casas o Cajón, pues son parte de un mismo territorio”, complementa.
Acciones de recuperación en torno a elementos naturales como el río Cautín, los cerros Ñielol, Mariposas y Könun Wenu, cursos de agua que atraviesan la ciudad, humedales y quebradas, entre otros, ayudarían a integrarlos de manera efectiva al tejido urbano, aportando a un desarrollo armónico de la ciudad con su medio.
Aparejado a esto, señala el profesional, existen dos acciones que podrían convertirnos en mejores ciudadanos. Por una parte, fomentar el control de residuos y el reciclaje, aplicando beneficios a usuarios con conciencia ecológica; y por otra, desincentivar el uso del automóvil.
Para que esto último ocurra, además de un cambio cultural y de conciencia, debe existir un mejoramiento sustancial del transporte público, así como de la infraestructura para una movilidad sostenible, ampliando la red de ciclovías y áreas de estacionamiento, entre otras acciones.
Crecimiento controlado
Otra clave para avanzar hacia una ciudad sostenible, se relaciona con mejorar el uso de la energía. Por lo mismo, añade Arangua, es necesario promover un crecimiento controlado, donde se priorice la densificación.
Es decir, ocupar con mayor intensidad el suelo urbano ya consolidado que su extensión, ya que se consume suelo rural, ampliando el área de la urbe y con ello las distancias y las redes de infraestructura necesarias para llegar a cada extremo de la ciudad.
En Temuco, por ejemplo, se debe priorizar la renovación de zonas urbanas pericentrales, como los sectores Balmaceda, Cementerio, Las Quilas, Dreves y Millaray, promoviendo una mayor densidad que permita dar soluciones habitacionales e incorporar nuevas actividades económicas en sectores con buena conectividad y cercanía a lugares de trabajo y centros de abastecimiento.
“De esta forma se minimizan las distancias, desincentiva el uso de automóvil y se fomenta el uso de transporte ecológico”, sostiene el académico, para quien disminuir la movilidad obligada —recorrido diario, principalmente por motivos laborales y educacionales—, será siempre la fórmula para evitar desplazamientos en transporte público y privado, con la respectiva emisión de contaminantes, así como el gasto en tiempo, lo que finalmente repercute en la calidad de vida de los ciudadanos.
Transporte público
El transporte público es clave en la transformación de las ciudades hacia modelos sostenibles y al respecto Temuco tiene una larga tarea. “Nuestro sistema debe aspirar hacia uno integral, que permita la combinación de medios, a través de estaciones intermodales, incorporando modelos ecológicos, como redes de tranvía eléctricos”, dice Arangua.
Todo esto operado a través de un sistema inteligente que evite la manipulación de dinero, haciendo más eficiente y rápido el servicio. Lo anterior, va de la mano con una infraestructura vial adecuada, con la creación de corredores exclusivos y paraderos de calidad, permitiendo una interacción coordinada entre transporte público y privado.
“Solo a través de un sistema de transporte inteligente, limpio y eficiente, que otorgue un buen servicio y experiencia al usuario, los temuquenses van a empezar a bajarse del auto, y con ello, toda su cadena de beneficios”, destaca el arquitecto.
Condición climática
Otro aspecto en el que Temuco puede avanzar, es reconociendo su condición climática, especialmente en el periodo otoño-inverno, donde la lluvia deje ser un problema y se transforme en una oportunidad.
Lamentablemente, la ciudad se ha impermeabilizado a tal punto, que hoy no puede infiltrar la lluvia, produciendo una serie de situaciones de anegamiento. En este sentido, “acciones como incrementar la superficie de áreas verdes, evitar canalizar y dejar expuestos cursos de agua que atraviesan la ciudad, repensar el diseño de los espacios públicos incorporando suelos permeables, aumentar la arborización, entre otros, ayudarán a conformar una ciudad adaptada a su contexto y paisajísticamente atractiva”, concluye el académico.
Planificación urbana
Para Verónica Gárate, docente de la carrera de Arquitectura de la sede Temuco, la planificación urbana juega un rol clave con miras a desarrollar una ciudad sostenible.
“Si pensamos en que un porcentaje importante de la población mundial vive hoy en zonas urbanas, el generar una carta de navegación que entregue luces de las directrices que debe seguir la ciudad, es clave para conseguir estrategias como las mencionadas anteriormente”, puntualiza.
Pero —sin duda— un aspecto clave para generar una planificación real y efectiva, explica la arquitecta, tiene que ver con los mecanismos para involucrar a las comunidades, agentes públicos y privados, y a la sociedad civil, ya que debe entenderse el funcionamiento de los distintos actores para poder visualizar un planeamiento que garantice igualdad entre todos los ciudadanos.
En relación a ello, “el diseño urbano como disciplina está orientado a interpretar y desarrollar espacios públicos, respondiendo a criterios sociales, funcionales y medioambientales que den cabida a todas las personas. Desde esta perspectiva, el espacio público se convierte en el espacio democrático dentro de la ciudad, donde todos nos podemos encontrar y donde todos somos iguales, por lo tanto el generar una planificación desde la perspectiva del espacio público, sin duda contribuirá a generar espacios igualitarios, que aporten a generar servicios ecosistémicos que, además, contribuirían a la mejora del medioambiente, desde la perspectiva de la ciudad como un ecosistema urbano”, indica.
Desde esa perspectiva, en la que las ciudades demandan recursos y productos como alimentos y agua para poder vivir, la planificación impacta en la eficiencia energética, ya que la ciudad debe pensarse y construirse en base a las características medioambientales del lugar —clima, humedad, insolación y vientos—, integrando el aprovechamiento de la energía solar y, en lo posible, de otras fuentes de energía renovables.
Son los criterios bioclimáticos y ecológico-energéticos, finalmente, los que deben conducir el diseño arquitectónico y urbano. Así, en términos de planificación, la ciudad debe apostar, por ejemplo, a aumentar su arbolado urbano y las zonas verdes para mejorar la habitabilidad y las condiciones medioambientales de las ciudades.
Asimismo, se debe fomentar la definición de lotes más pequeños con la intención de ahorrar energía en las construcciones (zonas frías); preservar tierras agrícolas, espacios rurales y ecosistemas alrededor de la ciudad; y promover formas y estructuras espaciales que propendan a la concentración por sobre la dispersión a nivel urbano, entre muchas otras.
Construcción eficiente
En la actualidad, a propósito de los altos índices de contaminación presentes en la ciudad, existe una serie de iniciativas tendientes a mejorar este escenario.
Entre ellas, la creciente preocupación del Estado, a través de los ministerios de Energía, Vivienda y Medio Ambiente, en la mejora de estándares de construcción para viviendas nuevas, además de la entrada en vigencia de planes de descontaminación y el impulso hacia nuevos proyectos que garanticen una edificación más sustentable.
Aquí aparecen los subsidios de reacondicionamiento o recambio de calefactores, cuyo objetivo es contar con viviendas con buenos niveles de eficiencia, asegurando una disminución en los consumos energéticos y, por consecuencia, la reducción de emisiones de gases contaminantes, sin dejar de lado el bienestar de las personas y su sensación de confort.
Para esto, asegura Wladimir Bugueño, docente de la carrera de Arquitectura de la sede Temuco, las viviendas eficientes cuentan con aislación térmica en su envolvente, es decir, en todos aquellos elementos que miren hacia el exterior, como muros, techo y pisos, e incorporan ventanas termopanel, el uso de artefactos eléctricos de mayor eficiencia (cuya letra en la etiqueta energética se acerca a la B, A o A+), luminarias eficientes —tecnología LED—, y artefactos de clima con mejor desempeño, como estufas a pellet o eléctricas de alta eficiencia.
“Cada una de estas iniciativas permite acercarnos al concepto de construcción o edificio eficiente, sin embargo, la solución no solo se encuentra en este lado de la vereda. Y es que una vivienda será eficiente no únicamente por ser diseñada y construida bajo estos estándares, lo será principalmente por ser utilizada y habitada de manera eficiente, dando cuenta en la práctica de las estrategias planteadas en el papel”, reflexiona el académico.