Académico entrega claves para identificar trastornos del lenguaje en la población infantil

Académico entrega claves para identificar trastornos del lenguaje en la población infantil

Utilizar un menor número de palabras, dificultades para estructurar una oración o comprenderla y uso excesivo de recursos no verbales, son algunas de las señales a los que hay que prestar atención. “No existe un plan o receta para un diagnóstico, sino más bien un trabajo dedicado a la necesidad de cada usuario”, señala Diego Sanhueza, docente de Fonoaudiología de la Universidad Mayor sede Temuco.


Hasta hace algún tiempo, dice el académico de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad Mayor sede Temuco, Diego Sanhueza, el Trastorno del Desarrollo del Lenguaje o Trastorno del Lenguaje —anteriormente llamado TEL—, era uno de los diagnósticos más predominantes en clínica.

Y los especialistas lograban identificarlo por el desfase cronológico en los hitos del desarrollo lingüístico y por la desorganización temporal de los mismos.

Ello se expresa en la dificultad de los pacientes para comprender y/o utilizar el lenguaje, acceder a las reglas que lo conforman y por el uso de un vocabulario reducido o de habilidades discursivas deficientes en niños mayores de tres años.

En el grupo de menor edad, añade el docente U. Mayor, predomina el diagnóstico de Retraso del Lenguaje, donde solo se observa un desfase cronológico en los principales hitos del desarrollo lingüístico.

Por ejemplo, la primera palabra aparece fuera del rango normal, lo mismo con las frases o el vocabulario cotidiano, que se torna reducido.

Sin embargo, “cabe destacar la importante alza de los trastornos de la comunicación presentes en niños con diagnósticos de base, como el Trastorno del Espectro Autista, quienes hoy tienen mayores posibilidades de ser diagnosticados oportuna y tempranamente”, señala el especialista.

Consulta oportuna

Según precisa Sanhueza, aunque son diagnósticos diferentes, hay un elemento en común que se ve afectado y ese es el lenguaje, en mayor o menor medida.

No obstante —agrega— “cualquier signo que nos llame la atención es necesario consultarlo debidamente, como, por ejemplo, utilizar un menor número de palabras, dificultades para estructurar una oración o comprenderla, excesivo uso de recursos no verbales (como gestos, señalamiento, etcétera), aparición de la primera palabra de manera tardía (sobre los 16 o 18 meses) y dificultades para socializar con otros o comprender un lenguaje más abstracto. Es importante señalar que el lenguaje va más allá al sólo hecho de que las palabras no se entiendan cuando el niño o niña las produce, o que no produzcan una ‘letra’”.

Aquí, la terapia fonoaudiológica resulta ser el principal tratamiento para las dificultades del lenguaje, a través de una evaluación y plan de trabajo especializado según las características clínicas y sintomatológicas de cada paciente.

“Es necesario considerar que no existe un plan o receta para un diagnóstico, sino más bien un trabajo dedicado a la necesidad de cada usuario. Asimismo, el tiempo de duración de una terapia varía según factores relacionados con el grado de las dificultades lingüísticas del paciente, la persistencia o resistencia de estas, si existen comorbilidades, entre otros”, finaliza.