Desarrollo del lenguaje: experta entrega claves de cuándo acudir a un fonoaudiólogo
Es necesario cuando pasado el año y medio no aparece la primera palabra o cuando el niño o niña no tiene intención de comunicar. Si padres y/o cuidadores advierten estos u otros indicadores deben recurrir a un especialista para descartar o confirma si existe un retraso del lenguaje o algún trastorno del mismo.
Lo primero, dice Jessica Vargas, académica de Fonoaudiología de la Universidad Mayor sede Temuco, es comprender que el lenguaje se desarrolla junto a las áreas motora, socio afectiva y cognitiva, y que todos los niños y niñas son diferentes, por lo que es necesario encontrar equilibrio entre esas diferencias y los patrones de predictibilidad.
“Se necesita que niños y niñas tenga oportunidades para su desarrollo y que también las etapas asociadas generen otras que nos permitan ir midiéndolas de forma más concreta”, asegura la especialista, quien detalla algunos hitos en el desarrollo temprano de niños y niñas, que luego permitirán el desarrollo del lenguaje oral o de la palabra.
Por ejemplo, entre los 0 y 3 meses, niños y niñas generan vocalizaciones y comienzan a sobresaltarse ante ruidos y golpes, aquí debería despertar la atención hacia el mundo auditivo y comenzar el contacto ocular, es decir, mirar a los ojos de otras personas.
Entre los 3 y 6 meses, en tanto, empiezan a jugar con los sonidos, les dan disfrute y comienza a llamarles la atención otros rostros con mayor facilidad, además de responder a la sonrisa de los demás.
Entre los 6 y 9 meses, comienza el balbuceo, cadenas de sílabas donde es posible escuchar: “papapa”, “mamama” o “tatata”, que no es lo mismo que decir: “mamá” o “papá”, y ya pueden compartir la atención de un objeto con otros.
Entre los 9 y 12 meses, dichos sonidos empiezan a aparecer como un tipo de jerga, donde parece que están diciendo varias cosas, pero en realidad no son entendibles. Además, comienzan a presentar más intención de querer comunicar cosas. “Esta parte es súper importante, porque cuando el niño logra generar esta intención comunicativa, después aparecen las palabras como una consecuencia de eso”, advierte Vargas.
Luego, al año empieza a aparecer la primera palabra y este es un hito trascendental, porque se produce -muchas veces- con el desarrollo de la marcha, cuando empiezan a caminar.
Atención a los signos
La especialista señala que “es importante estar atentos cuando los niños, pasados los 3, incluso los 6 meses, no miran ni a los rostros ni a los ojos de las personas que los rodean, principalmente a sus cuidadores, o que, por ejemplo, no presten mayor atención a su entorno, o a los sonidos, entonces ahí debemos poner atención si el niño o la niña está escuchando realmente, o si le está prestando atención a las cosas o le son llamativas, porque los niños, en general, tienen mucha curiosidad por el mundo circundante”.
También, añade la académica, hay que estar atentos cuando no se genere la intención de comunicar, o que, al año o año y medio, como máximo, no aparezcan palabras, “ahí tengo que empezar a elevar estas banderas rojas, y ver si es que esto es porque no aparece la palabra propiamente tal o no ha tenido la oportunidad de desarrollarla, etcétera”.
Asimismo, existen algunos mitos que se deben derribar, como cuando dicen: “Es que su papá no habló hasta los cinco años, entonces es normal que mi hijo no lo haga” o cuando atribuyen estos signos a que son “regalones”.
“Sea el caso que sea, hereditario o porque en realidad el niño o niña es regalón o no ha tenido estas oportunidades o le falta estimulación, es aconsejable consultar con un profesional fonoaudiólogo, porque independiente tengan menos de dos años, y uno los vea chiquititos, también es necesario atender esto de forma oportuna, porque eso le da mayores oportunidades de poder superar este tipo de dificultades y que luego esto no se transforme en algo que, por ejemplo, influya en el desempeño académico, etcétera”, aclara Vargas.
-En definitiva, ¿cuándo debemos consultar con un profesional fonoaudiólogo?
-Cuando ha pasado más de un año o año seis meses, incluso, y todavía no aparece una primera palabra, o que a los dos años tenga menos o utilice menos de 50 palabras, o por ejemplo que no mire a los ojos o que no tenga intención de comunicar al año o año y medio. Cuando esto pasa debemos consultar para descartar o confirmar que pueda haber algún retraso del lenguaje o algún trastorno del mismo.