Mes del orgullo: ¿Cómo avanzar hacia la inclusión de las personas LGBTIQA+?
En junio, pero de 1969, un grupo de jóvenes se rebeló contra el abuso policial sin saber que cambiarían millones de vidas alrededor del mundo. Hoy, a 51 años de Stonewall Inn, Miriam León, docente de Psicología de la sede Temuco, y la agrupación estudiantil feminista, Psicofem, entregan claves para seguir avanzando hacia la igualdad de derechos.
El 28 de junio de 1969 se inician las revueltas de Stonewall Inn, un bar ubicado en Greenwich Village, Nueva York. Es ahí donde un grupo de jóvenes LGBTIQA+, cansados de vivir en secreto y con miedo, enfrentan el acoso policial con monedas y botellas, en la primera protesta masiva por la igualdad de derechos.
Desde entonces, Stonewall Inn ha sido comparado con la negativa de Rosa Parks —14 años antes— a ceder su asiento a un “hombre blanco” en un autobús en Alabama, dando inicio a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
Pero, ¿qué provocó el levantamiento de aquel 28 de junio?
La realidad que vivían miles de personas LGBTIQA+ en los Estados Unidos de Kennedy, Johnson y Nixon, era una en la que la medicina las consideraba enfermas y la policía criminales, y donde eran expuestas abiertamente en medios de comunicación, al punto de perder familias y empleos.
Es por eso que aquella noche, para sus protagonistas, es donde el orgullo comienza.
Desde entonces el matrimonio igualitario es legal en países como Bélgica, Argentina, Australia, Taiwán, Estados Unidos y Sudáfrica. Mientras que la homosexualidad y la transexualidad ya no están en la lista de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1990 y 2018, respectivamente.
En Chile, en tanto, con la derogación del artículo 365 del Código Penal en 1999, las relaciones homosexuales ya no son un crimen. Y desde diciembre del año pasado, con la entrada en vigencia de la Ley de Identidad de Género (LIG), las personas trans pueden acceder al cambio de nombre y sexo legal en el Registro Civil.
Sin embargo, advierten desde distintas ONG, aún falta mucho por avanzar, desde una implementación de las leyes sin mayores dificultades, lo que no ha ocurrido con la LIG, por ejemplo, hasta que 70 países dejen de criminalizar a las diversidades y disidencias sexuales, las que siguen siendo asesinadas por el solo hecho de existir.
No más invisibilización
Entonces, ¿cómo podemos lograr una real inclusión?
Para la docente de la carrera de Psicología, Miriam León, y para la agrupación estudiantil feminista, Psicofem, de la sede Temuco, esta es una pregunta compleja, porque una sociedad la conforman diferentes personas y para un porcentaje significativo de ellas “la comunidad LGBTIQA+ es una moda, una tontería o una enfermedad”.
Para remover estas ideas que invisibilizan a las personas LGBTIQA+ —señalan— puede resultar muy efectivo el cuestionarse y reflexionar sobre dichas dimensiones. “¿Cómo una moda que ha durado miles de años, sigue en pie? Y preguntarse, además, cómo mis palabras de odio afectan a otro”, agregan.
Existen investigaciones que aluden a una actitud positiva en relación a la comunidad LGBTIQA+ cuando las personas se vinculan de alguna forma con esta, ya sea a través de un compañero de trabajo, de estudios o de un amigo. Se podría decir, entonces, que la experiencia real permite disminuir los prejuicios y estereotipos, mientras que la falta de información deriva en actitudes negativas.
Otro punto importante es “plasmar la normalización y validación de la comunidad LGBTIQA+ en la esfera jurídica y legislativa, debido a que estas delimitan la conducta y favorecen una mejor convivencia. Es fundamental que el Estado participe activamente en la erradicación de la discriminación, a través de, por ejemplo, la educación con enfoque de género e inclusiva”, precisan.
El clóset y referentes LGBTIQA+
“Ser mujer en Chile es difícil y ser lesbiana es peor”, decía en 2018 Fernanda Pinilla, delantera de la Roja, sobre el crimen de odio de Nicole Saavedra en 2016.
La deportista y científica de la Universidad de Chile “salió del clóset” —hace dos años— a través de una publicación en sus redes sociales, misma plataforma que la semana pasada utilizaron el basquetbolista chileno, Daniel Arcos, y el cantante español, Pablo Alborán, para compartir su orientación sexual.
"Si mucha gente se sorprendió, me agradeció o me considera valiente es porque en Chile la homosexualidad aún es tema y estamos atrasados, debería tomarse con más naturalidad o normalidad", sostuvo el jugador de Deportes Castro, quien además añadió que "(estos) han sido de los mejores días que recuerdo en mi vida”.
Es importante mencionar que cada proceso es personal, advierten las expertas U. Mayor. Entonces, habrá jóvenes que puedan revelar su orientación sexual sin problemas en su adolescencia, pero otros recién podrán hacerlo en su adultez o cuando no dependan ni habiten en el mismo lugar que sus cuidadores.
“Otros vivirán en negación constante, y toda su vida la 'pasarán en el closet', creando una imagen de persona heterosexual con matrimonio ideal y reprimiendo su verdadera identidad”, explican.
Junto con esto, no hay que olvidar que existen distintos “tipos de clóset”. “No es lo mismo ‘salir del clóset’ como homosexual, que ‘salir del clóset’ como persona trans o no binaria. Y luego de esto, viene el ‘salir del clóset’ con la familia, con los amigos, con los compañeros de curso, con nuevos grupos sociales, en el ámbito laboral, etcétera. Constantemente se está ‘saliendo del clóset’ en la sociedad y con ello, recibiendo la aceptación, rechazo y/o comentarios a raíz de esto”, aclaran.
Los referentes LGBTIQA+ contribuyen a la normalización de la diversidad. Cada área de la sociedad es una muestra de cultura y educación de sus ciudadanos, por lo que “un modelo para niños, niñas y adolescentes (NNA), es una forma de demostrar la variedad de identidades de género, orientaciones sexuales, expresión de género y roles, permitiéndoles una construcción de identidad libre de prejuicios y estereotipos, contribuyendo a una mejor salud mental”, complementan.
Por otra parte, el mostrar y naturalizar la diversidad, entrega un espacio para reflexionar y cuestionarse, de sensibilizar y respetar la subjetividad de un otro, así como el hecho de no sentirse solo ante un proceso como este.
Las consecuencias del bullying y el mobbing
La falta de visibilidad de la diversidad en los contextos normativos, como las escuelas, incentiva el bullying y el acoso escolar, dando paso a la violencia homofóbica y transfóbica, que corresponde a un tipo de violencia de género basada en la identidad de género y orientación sexual.
Esta afecta directamente a estudiantes que se identifican como homosexuales, bisexuales, trans e intersexuales, y además incluye a quienes no están conformes con las normativas de género predominantes.
Las agresiones se pueden expresar de múltiples formas, entre ellas: verbales (insultos), físicas (empujones y golpes) y psicológicas (acoso y aislamiento). Por eso es importante prestar atención a las señales de alerta como:
-Alejamiento y/o aislamiento de la familia y amigos.
-Teme y/o evita el trayecto a la escuela y su permanencia ahí.
-No quiere asistir a la escuela u a otras actividades con sus pares.
-Aumento o disminución del apetito.
-Baja repentina en su rendimiento académico.
-Problemas para conciliar y/o mantener el sueño.
-Expresión de una falta de visión de futuro, desesperanza o falta de ayuda.
-Expresión de sentimientos suicidas.
-Aumento de consumo de alcohol y/o drogas, entre otros.
Ante esto, puntualizan desde Psicofem, es relevante la deconstrucción de la heteronormatividad en los establecimientos educacionales, donde se necesitan varios cambios y transformaciones para convertirse en espacios inclusivos y diversos.
Algunas ideas que se pueden ejecutar para potenciar la inclusión son: incluir en las escuelas educación integral sexual, incorporar en los protocolos de intervención el abordaje de situaciones de discriminación y violencia por orientación sexual e identidad de género, fomentar el lenguaje inclusivo, y promover espacios para educar y respetar la identidad de género y orientación sexual, además de permitir el nombre que el estudiante desee.
Al igual que en las escuelas, el “mundo” laboral reproduce ciertas normativas que limitan los espacios de inclusión.
De esta manera, el mobbing o acoso laboral es una conducta constante, persistente y demostrable, donde el equilibrio o bienestar de la persona se ve afectado directamente por este tipo de conductas, las cuales están orientadas a inspirar miedo, terror, intimidación, angustia, desmotivación y renuncia, entre otros.
Es esencial, argumentan, poder fomentar cambios en cuanto a las normativas establecidas, potenciar los espacios de inclusión y educar a la población acerca de identidad y orientación sexual. Así también, es necesario desarrollar y activar protocolos de acoso laboral para asegurar el bienestar del individuo.
Salud mental y emocional
Aunque se ha avanzado en materia de despatologización, CIE-11 de la OMS, y en materia de derecho, LIG en Chile, las personas trans siguen liderando las tasas de suicidio a nivel mundial, un 41% en comparación al 4,6% de la población general.
“Este porcentaje es alarmante”, declara la docente de Psicología y el grupo de estudiantes de la sede Temuco, ya que implica que la salud mental que muchas personas trans experimentan no es de calidad y esto se puede deber al estrés de estar expuestas a la transfobia.
Una forma de favorecer su salud mental y emocional es informar a la población sobre las diversas identidades de género. “Esta estrategia permitiría cambiar ideas prejuiciosas que invalidan a las personas trans. También, otorgarle herramientas a la comunidad trans que le permita afrontar efectivamente la discriminación y violencia hacia ellos”, concluyen.