¿Sufres de depresión en invierno? Conoce más sobre el trastorno afectivo estacional
Lo primero, dice la académica de Psicología de la sede Temuco, Natalia Belmar, es detectar la presencia de un trastorno depresivo mayor, a través de cambios en el funcionamiento normal, como alteraciones en el sueño, apetito, falta de energía, entre otros síntomas. Uno de los tratamientos consistiría en la fototerapia, que incluye mayor exposición a la luz del día y el sol cuando es posible.
La “depresión de invierno” es una manera de denominar al trastorno afectivo estacional (TEA), un tipo de depresión relacionado con las estaciones del año, siendo la más común la que inicia al terminar el otoño y que se mantiene durante los meses de invierno.
Así lo explica la docente de la carrera de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Natalia Belmar, para quien, en una primera instancia, sería importante detectar la presencia de un trastorno depresivo mayor, el cual se caracteriza por un cambio en el funcionamiento normal.
Lo anterior se expresa, a través de un estado de ánimo deprimido (tristeza, vacío y desesperanza), dificultad para disfrutar de actividades que antes generaban placer, alteraciones en el sueño, apetito, falta de energía y lentitud de movimientos y funciones psíquicas, además de pensamientos de muerte e incluso suicidio.
“Estos síntomas deben estar presentes durante al menos dos semanas, la mayor parte del tiempo. Para presentar, además, un patrón estacional, es importante relacionar el inicio de los síntomas de manera repetida, al menos dos de ellos, con un momento del año particular, por ejemplo, el invierno, desapareciendo en la estación siguiente”, aclara la especialista.
Mujeres y jóvenes
Sobre a qué grupo afecta más, la académica dice que sería a las mujeres, lo que “es congruente con la prevalencia general de los trastornos del ánimo, en donde ellas superan por, aproximadamente, el doble a los hombres”.
Según la edad, añade la experta, el TEA afecta más a personas jóvenes, quienes tienen mayor riesgo de presentar episodios en invierno.
“Un factor de riesgo importante es tener antecedentes familiares con este trastorno u otras formas de depresión. El tener depresión o trastorno bipolar, también constituye un mayor riesgo. Y, por último, se ha observado que existen ciertas zonas donde existe menor cantidad de luz solar en invierno donde se registran más casos”, detalla.
Las opciones de tratamiento son las mismas que existen en cualquier trastorno depresivo: psicofármacos, específicamente antidepresivos y otros que según los síntomas puedan ser necesarios; psicoterapia y, además, se puede agregar fototerapia, indicando, en general, que haya mayor exposición a la luz del día y el sol en las ocasiones donde es posible.